El festival de San Sebastián
Villaronga ofrece en 'Pa negre' una visión «emocional» de la posguerra
«La guerra es como tirar una piedra a un charco de mierda. Nos salpica a todos». La frase es de Agustí Villaronga, el cineasta que en el 2002 jugó con los formatos y nos hizo creer que un asesino de mujeres embarazadas llamado Aro Tolbukhin existió de verdad. Villaronga ha regresado al Festival de cine de San Sebastián, donde ayer presentó con un aplauso generalizado Pa negre, una película sobre la posguerra en Catalunya cuyo discurso «no es político sino emocional» y donde es difícil separar a los héroes de los villanos. Lo fundamental, insistió el realizador, es que los personajes tengan doble vertiente porque todos están «salpicados» por el gran lodazal que es una guerra.
Pa negre, que empieza con una escena brutal que encoge el alma, es la adaptación de la novela de mismo título de Emili Teixidor, a la que el director mallorquín ha unido Retrat d'un assassí d'ocells con el objetivo de «capturar el mundo, el espíritu literario» del escritor y no centrarse solo en la posguerra, un tema bastante trillado en el cine español. «Además -subrayó el director- no sé hacer cine costumbrista».
La película (que se estrena el 15 de octubre) demuestra fascinación por unos universos infantiles nada cándidos. Andreu, el niño protagonista, vive en la Catalunya rural y crece en un mundo de adultos alimentado por las mentiras. El chaval pertenece al bando de los perdedores y un día encuentra en el bosque (un protagonista más del filme) el cadáver de un hombre y su hijo. ¿Quién los mató? ¿Por qué? Que se preparen el cerebro y el estómago los espectadores para ser testigos de una historia dura y negra donde los personajes están atrapados por las telarañas del pasado, por la esclavitud de la humillación, por la inmundicia de la guerra.
Experto en la creación de atmósferas turbadoras, el director de Tras el cristal (1986) y El mar (2000) aclara: «No es una película sórdida, sino dramática». Pero es que España, por definición, es un país un poco negro, añadió el cineasta, que quiso huir de otros retratos diferentes de la guerra civil como El laberinto del fauno.
QUÉ SIENTEN LOS NIÑOS / La guerra de 1936 (mejor dicho, la posguerra) no es el principal interés que ha tenido Villaronga a la hora de realizar su última película. Es más, no le interesa nada. Simplemente, se trata de una excusa cinéfila para hablar de personajes y del estado anímico que implica un conflicto armado. Incluidos los niños. «A los menores se les suele retratar de forma tópica en el cine, pero yo lo que pretendo es decir lo que sienten por dentro», explicó Villaronga, que ha rodado en catalán y que ha contado con Laia Marull, Eduard Fernández y Sergi López como secundarios en un estupendo reparto encabezado por el niño Francesc Colomer, Nora Navas y Roger Casamajor. H
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