Neveras 'tuneadas'

Neveras que parecen relojes, cajas fuertes y taburetes. Neveras transformadas en hornos y en radios. Neveras atravesadas por remos de pateras y por flechas de Cupido. Neveras mortuorias y neveras eróticas. Neveras convertidas en un trozo de malecón o en un Cadillac rojo. Neveras recubiertas de libros, de cacharros de cocina o de huevos de plástico. Así hasta llegar a 53, todas iguales: de origen norteamericano y de antes de la revolución, pero todas diferentes: cada una ha sido personalizada por un artista cubano. El resultado es Los fríos, una muestra divertida y diferente que se exhibe en la estación de França hasta el sábado.

¿Por qué neveras? Por que es uno de los objetos que ocupan un espacio especial en el corazón, o en la razón, de los cubanos. "En un país donde durante todo el año hay 30º, el refrigerador es imprescindible para conservar los alimentos", explica Mario González Mayito, impulsor de la muestra. "El resultado es que el frigorífico se convierte en el centro de la vida doméstica y en un miembro más de la familia. Hasta el punto de que muchos cubanos hablan con ellos", afirma Rafael Pérez, otro de los artistas de Los fríos. "Aquí va la historia de mi familia. Mi madre me crió con este refrigerador y yo he criado a mis hijos. Todas nuestras dichas y desdichas se reflejan en él", con estas palabras entregó una cubana una de las neveras del proyecto.

La iniciativa empezó por casualidad, cuando Mayito estaba en su estudio con otro amigo artista y se les ocurrió pintar unos bigotes "como los de Dalí" a su nevera. A partir de aquí surgió la idea y se pusieron manos a la obra. El objetivo: "Customizar unos 12 o 15 refrigeradores". Pero el azar o la política se aliaron con Mayito en forma de revolución energética. En el 2005, el gobierno cubano ordenó sustituir las viejas neveras americanas de los 50 por nuevos modelos chinos, más pequeños y con un menor consumo de energía. De esta manera el proyecto sumó 53 neveras "entre donaciones y adquisiciones".

Dar vida

La presentación de la muestra fue en la 9ª Bienal de La Habana y el éxito fue rotundo. Aunque estuvo a punto de ser un fracaso ya que primero se vio como una burla y se rechazó. Los salvó del descalabro el ministro de Cultura. "Entendió que era una manera de dar vida al objeto más importante de la vida cubana y nos apoyó", resume Mayito. Luego vinieron Milán, París y Madrid. Y en el 2011: Corea y EEUU.

Todos los electrodomésticos de la exposición están restaurados y funcionan. Tanto los que enfrían los soldados de juguete que esconde Se acabó la guerra fría, a gozar con la globalización, de Abel Barroso, como los que han sido transformados en horno: Para que no te enfríes, de Frank Martínez, y en radio: Logos, de Carlos Omar Estrada. Y todos están pensados para interactuar: "Pueden y deben abrirse", apunta Pérez. De esta manera uno puede ver la basura que esconde Hable María, de Ángel Ramírez, una nevera reconvertida en confesionario donde se "congelan las penas, pecados y problemas de cada uno". O sentarse en Aquí los atardeceres son más apacibles, la nevera que Mayito ha convertido en un trozo del malecón de La Habana, "el sofá más grande del mundo", según el artista, ya que es donde los habaneros se sientan a "beber, charlar o romancear".

Todos los creadores presentes se agrupan en Havana 7 Cultura, una plataforma que reúne artistas de "todas las tendencias y soportes, jóvenes y maestros", explica Eduardo Roca Choco, uno de los creadores más reconocidos del grupo y de los pocos que ha conseguido exponer en EEUU y Japón, y que en breve lo hará en China. El objetivo de la asociación es dar a conocer las corrientes creativas y el potencial que hay en la isla. "En los últimos 20 años ha habido un boom de la pintura cubana ¿prosigue Choco¿ pero no tenemos proyección porque no tenemos potencial económico para regar por el mundo". La única manera de hacerlo es con iniciativas de los propios artistas como esta, y es que "no todo es salsa y morenas en Cuba", sentencia Mayito.