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Las chicas son guerreras

RAMÓN DE ESPAÑA

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El inminente estreno de la película de Floria Sigismondi sobre las Runaways, el combo femenino de rock de los años 70 comandado por la incombustible cantante y guitarrista Joan Jett, me hace pensar una vez más en la escasa presencia femenina en la escena pop. O, mejor dicho, de la presencia en grupo, pues las individualidades con talento cada día abundan más (aunque petardas como Madonna o Lady Gaga superen ampliamente en ventas y repercusión social a mujeres tan admirables como Chrissie Hynde, Annie Lennox y Lucinda Williams). Es decir, mientras los grupos formados por hombres brotan como setas, las bandas exclusivamente femeninas siguen constituyendo una rareza.

Sí, de acuerdo, las Runaways (con la inestimable ayuda de su productor, el inquietante Kim Fowley, el hombre que eligió una por una las canciones de la película de George Lucas American graffitti y que compuso la hipnótica ESP Reader) hicieron lo que pudieron para emular la conducta desquiciada de los Stones o los New York Dolls, pero su actitud siempre rozó peligrosamente la parodia (o eso nos parecía a los hombres, aunque no nos consideráramos machistas). Los años 80 nos trajeron a las californianas Bangles, algo más descafeinadas pero adorables: siempre me engancho al televisor cuando se materializa de repente el videoclip de Walk like an egyptian o el de Manic Monday. Y poca cosa más. El mundo de los grupos de rock sigue estando poblado, básicamente, por hombres blancos heterosexuales.

Puestos a ofrecer una posible respuesta a este enigma, uno diría que formar una banda de rock es la fantasía infantil masculina definitiva. Tú decides un buen día que va a ir su padre a trabajar a una oficina, reúnes a cuatro colegas que piensan igual que tú y te dedicas al noble arte de alargar la adolescencia hasta el infinito. Eres Hugh Hefner, el padre de la revista Playboy, con una guitarra al cuello y recorres el mundo haciendo el ganso con tus amigos como cuando eras estudiante, bebiendo sin parar, dándole a las drogas y tirándote todo lo que se mueve.

Las mujeres, más conservadoras o más maduras, prefieren formar una familia, afrontar la realidad y dejarse de tonterías.