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DAVID NICHOLLS: Historias para ellas y también para ellos

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David Nicholls (Hampshire, Inglaterra, 1966) cumplió 40 años mientras estaba escribiendoSiempre el mismo día(Maeva / Columna), una novela romántica que es a la vez un retrato de lo que le pasa a una persona en el tránsito de la juventud a la madurez y una entretenida crónica de la Inglaterra de los 90. Nicholls pertenece a la prolífica cantera de los guionistas de la BBC, a la que muchos críticos serios miran con desconfianza, y sus novelas, a medio camino –para entendernos–, de Marian Keyes y Nick Hornby, están llamadas a ser consideradas algo más que un mero producto para leer en la playa (como afirma Hornby). Nicholls tiene el respaldo de los lectores y su exitosa novela tendrá versión cinematográfica. El 12 de julio empezó en París el rodaje de la película protagonizada por Anne Hathaway y dirigida por Lone Scherfing, la realizadora de la notableAn education.

Concebida como un álbum de fotos, con ingeniosos saltos temporales, la novela sigue la trayectoria de Emma y Dexter que tienen un encuentro sexual fortuito cuando acaban la universidad en 1988 y atraviesan los años siempre con el interrogante de si acabarán juntos o no, a semejanza deCuando Harry encontró a Sally. Pero la película que Nicholls

tenía en la cabeza eraTal como éramos: «Creo que soy uno de los pocos hombres capaces de confesar que es una de sus películas favoritas», afirma con guasa. «No leo mucha literatura romántica e intento evitar los clichés, quería contar una historia que involucrara por igual a lectores y lectoras».

El propio Nicholls se considera producto de los años 80, «una época airada y depresiva, un tiempo político dividido y polarizado». Al igual que Dexter, su protagonista, él también acabó la universidad en los 90. «Fue como una gran fiesta con mucha autoindulgencia y muchas drogas. También tuvo sus cosas buenas, por supuesto, especialmente en lo que se refiere a la música, pero la metáfora que mejor define esa década es la cúpula del Millenium, construida en el 2000, un gran espacio vacío que no lograron llenar y que jamás sirvió para nada». ELENA HEVIA