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Niemeyer, el reinventor de Avilés

El último de los grandes arquitectos del siglo XX impulsa el centro cultural que está transformando la ciudad posindustrial en una capital artística de referencia en todo el mundo

Un mirador del complejo cultural.

Un mirador del complejo cultural.

TEXTOS: LUIS MUGUETA
FOTOS: CRISTÓBAL ROVÉS

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un domingo de finales de agosto del 2009, un tipo espigado, con perilla cervantina, gorra de golfista, gafas oscuras y vestido de blanco hizo tambalear los pilares de Avilés. En principio fue un rumor: «Brad Pitt está aquí». Luego, la locura. Lo que en otras ciudades sería una locura desatada, para los avilesinos es una locura controlada. Antes y después de Pitt, en apenas tres años han pasado por la villa asturiana tantas celebridades del mundo de la cultura que el ciudadano se cuida ya más de su orgullo que de su asombro. Este milagro que está transformando una ciudad posindustrial en una de las capitales culturales más relevantes del mundo se debe a una conjunción de astros surgida de la magia de los Premios Príncipe de Asturias y de la generosidad de Oscar Niemeyer, el último de los grandes arquitectos del siglo XX en vida.

Este mismo mes, habrán pasado por Avilés Sam Mendes, para impartir una lección magistral sobre teatro, uno de los tentáculos más desarrollados por el Centro Cultural de la mano de un asesor inigualable: Kevin Spacey, precisamente dirigido por Mendes en la oscarizadaAmerican Beauty.Mañana dará un concierto Paco de Lucía, y hace tan solo unos días, Hachim El Gerrouj, símbolo desde el deporte del desarrollo de los valores del hombre, corrió junto a centenares de jóvenes por las calles de Avilés y dialogó con ellos tras la carrera sobre lo divino y lo humano, con su peculiar filosofía de la vida y el éxito. Uncrack.

En Avilés, Oscar Niemeyer, el alumno aventajado de Le Corbusier, según los que saben, ha adelantado por la derecha a lascatedrales blancasy ha diseñado un templo cultural de una sobriedad tan bella como equilibrada. Jamás se había hecho un homenaje tan evidente y tan hermoso al hormigón. El equipo del arquitecto encargado de traducir su talento a la vida real ha modelado un templo a la cultura de muy difícil traducción: solo para el hombre y sus sentidos. En torno a su mejor obra en Europa, Avilés ha roto la barrera del sonido cultural en menos de tres años.

Pendiente de la obra

El director del Centro Niemeyer, Natalio Grueso, cuenta como cuando era comisario del 25º aniversario de los Premios Príncipe de Asturias pidió una colaboración a los premiados. «Lo de Niemeyer fue asombroso. Me dijo que si los músicos colaboraban con música, el arquitecto colaboraría con un proyecto. Y este es el regalo que nos dio». Grueso asegura que el artista centenario «está encima de la obra. Todas las semanas tenemos contacto telefónico con él. Yo he estado con él varias veces en los últimos tres años. Su lucidez no es de este mundo».

En torno al Centro Niemeyer, Avilés recupera su ría en lo que se denomina la Isla de la Innovación. Hace unos pocos días, curiosamente, el proyecto que rodeará al del arquitecto brasileño ha sido otorgado al estudio de Norman Foster, lo que ofrece una idea de la relevancia de la gran obra avilesina. En pequeña escala, la recuperación de la ría de Avilés posee ciertos paralelismos con la transformación de Barcelona ante el reto del 92.

En diciembre del 2007, Avilés fue la Roma del mundo. En el Teatro Palacio Valdés se reunían, por iniciativa del espíritu Niemeyer, responsables del Barbican Center, el Lincoln Center, la Biblioteca de Alejandría, el Centro Pompidou, el Foro Internacional de Tokio, el Centro Cultural de Hong Kong y la Ópera de Sídney. El Centro Niemeyer inventó el G-8 Cultural, hasta ahora la máxima expresión de colaboración global en términos absolutos de cultura. Aquel día de diciembre aún no había ninguna fotografía de la cúpula que será un símbolo de la modernidad. Avilés tiene una historia para el espectador exterior ciertamente curiosa: en la segunda mitad del siglo XX sostuvo la cabecera de la siderurgia española, junto a los Altos Hornos vizcaínos, lo que la convirtió en una ciudad dependiente del mercado industrial. Curiosamente, la resurrección bilbaína tiene mucho que ver con la arquitectura.

El museo de Frank Gehry levantó una ciudad ya en pie. El proyecto de Niemeyer recupera una zona especialmente maltratada por el calendario global: en muy poco tiempo Avilés ha pasado de ser una ciudad abandonada en el bucle de la reconversión a convertirse en el aparato circulatorio de un cuerpo cultural de élite. Los siete monstruos mencionados antes tienen un sello común con el Centro Niemeyer: todos sirvieron para regenerar zonas degradadas de una urbe y explosionar su vida cultural hasta convertirse en referencia universal.

El Centro Niemeyer no tiene, ciertamente, su referente en Brad Pitt, pero Pitt es un enamorado de la arquitectura y, especialmente, de la de Oscar Niemeyer. Quizás su aportación al proyecto sea la más comercial, pero tiene sentido. Los contenidos del Centro están avalados por personalidades del tamaño del mencionado Kevin Spacey, de Paulo Coelho, Stephen Hawking, Fátima Mernissi, Vinton Cerf, Carlos Saura, Woody Allen, Joan Manuel Serrat, Wole Soyinka… Casi todos pertenecen al Consejo Asesor Internacional del Niemeyer. Woody Allen, uno de los primeros en comprometerse con el centro (inspirador del Film Center, brazo cinematográfico del Niemeyer) rodó en Asturias parte de su película catalana Vicky, Cristina, Barcelonagracias precisamente a su estrecha relación con el Centro Cultural asturiano.

Lugar de peregrinaje

El arquitecto Arturo Gutiérrez de Terán sostiene que la obra de Niemeyer «será, sin duda, lugar de peregrinación para los arquitectos europeos». De momento lo es, sin haberse inaugurado, para medio centenar de personajes de primer orden cultural que se han visto fascinados por el proyecto creado en torno al diseño del maestro brasileño, una obra cuyo espectáculo quedará abierto a finales de agosto durante 10 días, un buen momento para ver in situel penúltimo esfuerzo de Hércules en el séptimo día de la creación. H