MUESTRAS

Barcelona exhibe las fotos que Eugeni Forcano donó a la ciudad

'Lectura compartida' (1961), una imagen que resume las dos caras de Barcelona.

'Lectura compartida' (1961), una imagen que resume las dos caras de Barcelona.

GEMMA TRAMULLAS
BARCELONA

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Con una cámara Rollei y otra Novoflex al cuello, Eugeni Forcano ladea la cabeza, frunce ligeramente el ceño y dirige una mirada castigadora a su hermano Josep, que le acaba de fotografiar en la calle Pelai mientras tres niños miran divertidos el enorme teleobjetivo de su Novoflex. Este retrato de 1964 abre el catálogo de la doble exposiciónEugeni Forcano. La meva Barcelonay muestra al fotógrafo en su hábitat natural, en la calle, donde pasaba horas paseando, observando y calculando el momento justo para congelar toda aquella vida en unclick.

La doble muestra reúne 230 de las 650 fotografías de la Barcelona de los años 60 que Forcano donó al Arxiu Fotogràfic de Barcelona el año pasado y está dividida entre la sala de exposiciones del mismo Arxiu (plaza Pons i Clerch, hasta el 15 de enero) y la Sala Ciutat (calle Ciutat número 2, hasta el 3 de octubre). El fotógrafo, de 84 años, convaleciente de una operación, no pudo asistir a la inauguración y en su lugar compareció Roser Martínez, que ha sido su ayudante durante 40 años, y la persona que lo convenció para que desempolvara su archivo en blanco y negro muchos años después de que él se hubiera rendido al color.

«La calle es la vida, siempre pasan cosas, pero pasan muy rápido y hay que estar muy alerta para verlas –dijo Martínez–. Eugeni tenía una intuición, un sentido de la anticipación que le permitía captar las cosas. Él tenía este don. Por eso cuando vemos sus fotos parece que escuchemos hablar a las personas». En su obsesión por captar el alma humana le ayudaba el hecho de trabajar con una cámara Rolley, que permitía enfocar desde la parte superior sin apuntar directamente a la gente.

La mayoría de las copias de época expuestas y otras imágenes que se proyectan en pantalla son retratos. Los hay muy conocidos, como el niño gitano deLa mirada insondable(1963) yJosep Pla en el seu món màgic(1967); muy divertidos, comoTurista y cámara vetustas (1963) y las monjas horrorizadas ante la visión de un bikini enRubor(1965), y también muy dramáticos. El niño rezando ante una cruz en la fosa común de Montjuïc (Cómo entender la muerte tan pronto?,1963) pone la piel de gallina.

«Las fotos de Eugeni no se pueden mirar deprisa –comentó Roser Martínez–. Son poemas que hay que releer. Tienen sentido del humor, ironía y la voluntad de no herir al retratrado. Eugeni es una gran persona, que respeta a la gente y la quiere».

RETRATAR LA DIGNIDAD / En retratos comoEl hombre del saco en la calle de las Moscas(1962), lo que destaca el fotógrafo no es la miseria sino la dignidad del vagabundo. Forcano, sin embargo, no es tan magnánimo con los burgueses. EnLa riqueza(1962), cazó al barón de Víver a bordo de su coche de caballos circulando por el paseo de Gràcia con cara de malas pulgas.

El fotógrafo nunca buscó el contraste entre ricos y pobres, la desigualdad de la época más bien le encontró a él. Su Barcelona tiene un aire neorrealista, como en la impagable imagen de un niño que toca la trompeta en un patio de vecinos mientras una anciana se tapa los oídos (Así empezó algún famoso, 1963).

Según Martínez, Forcano recuerda exactamente el momento y el lugar donde tomó cada una de las fotos expuestas. De hecho, ambos recorrieron la ciudad de nuevo, casi 50 años después, para poder fechar y retitular las 230 imágenes.

En la Sala Ciutat se exhibe también la primera portada de la revistaDestinofirmada por Forcano, en 1962. El autor había enviado esta imagen de una paloma levantando el vuelo frente a la catedral a un concurso de anécdotas veraniegas.