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Iguapop Gallery, referente del arte urbano en BCN, cierra las puertas

Una de las piezas de Miss Van expuesta en la muestra.

Una de las piezas de Miss Van expuesta en la muestra.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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Corría septiembre del 2003 cuando Iguapop Gallery inauguró. «Abrimos con mucha pasión y poca preparación», explica Iñigo Martínez, su director, pero la cosa funcionó y siete años después, la sala, que suma más de 90 exposiciones y pasa del centenar de artistas presentados, es uno de los referentes del panorama internacional del pop contemporáneo de la ciudad, aunque por poco tiempo. El 10 de julio clausurará su última muestra y el local. ¿El motivo? Se traslada a Madrid. «En un mundo ideal mantendríamos las dos galerías», afirma Martínez, pero la realidad y la crisis se imponen y la decisión es irreversible.

Las razones de la marcha fluctúan entre lo personal y lo comercial. Por un lado, Robert Grima, promotor musical y propietario de la sala, ahora vive en Madrid. Por otro, en la capital hay más mercado de arte contemporáneo y, además, no hay galerías del perfil de Iguapop, cuando aquí hay varias. Pero aún hay otro motivo: «El panorama artístico actual de Barcelona no es el mismo que hace unos años». Martínez achaca el cambio a «las políticas culturales y municipales» que no favorecen la libertad del artista, más bien al contrario. Y concluye: «En la actualidad la escena de Madrid es más interesante que la de aquí». La sala aprovechará el traslado para «redibujar sutilmente» el perfil de la galería, pero sin desvincularse del pop surrealista y del arte contemporáneo joven; y para trabajar con nuevos y desconocidos artistas.

AUTORRETRATOS / Para despedirse han programado una exposición en la que reúnen a algunos de los creadores más representativos que han pasado por la galería, como Miss Van, la grafitera más popular del mundo, o Víctor Castillo y Catalina Estrada, autores cotizados los dos, sin olvidar al emergente Rai Escalé o al cada vez más conocido Boris Hoppek. En total son 14 autores con dos obras cada uno de gran tamaño, no en vano, recuerda Martínez, «hay un dicho en el arte contemporáneo que apunta que un buen artista lo demuestra en los grandes formatos».

La selección ha sido «difícil» porque la galería ha trabajado con muchos artistas. Al final, la elección ha beneficiado a los más cercanos, los que de una manera u otra –o por nacimiento o por adopción– están vinculados a Barcelona. «Es esta como podría ser otra», resume Martínez. La muestra lleva por título Too cool for the school, pero que nadie se confunda: no significa que la galería sea «demasiado cool para Barcelona –aclara su director–, lo escogimos porque sí, porque es patillero, chillón, pretencioso, fluorescente y divertido». Y porque aunque sientan cierta tristeza no quieren convertir la marcha en un funeral, ya que están convencidos de que es «un paso hacia delante».

Y como los protagonistas de la muestra no son otros que los propios artistas, el recorrido por Too cool for the school lo abre una pared con los autorretratos de los 14 autores presentes. Es la obra que a todos les ha «costado más» de hacer, opinan al unísono.