entrevista con el escritor

Geoff Dyer: «Comedia no es lo opuesto de tragedia»

En ‘Amor en Venecia, muerte en Benarés’ (Mondadori), las ciudades ponen el escenario y el autor, la ironía para componer sobre ellas una historia de amor contada con humor.

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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–¿Cómo y dónde nace esta novela?

–Mi mujer y yo viajamos a la Bienal de Venecia del 2003. Ese año hubo una ola de calor que intensificaba la atmósfera febril de la feria. A los dos días pensé en escribir una versión deMuerte en Veneciaambientada en la Bienal.

–¿En ese plan entraba satirizar el sofisticado mundo del arte?

–La primera intención era retratar el ambiente hedonista que encontré en la Bienal. Luego viajé a Benarés y me sorprendió lo similares que son las dos ciudades. Mi idea no era satirizar el mundo del arte, sino describir a gente pasándoselo bien. Toda obra satírica lleva un mensaje moral, y yo no soy nada moralista.

–Pero tiene fama de novelista satírico. ¿Cuál debe ser el propósito de una novela?

–Me cansan los patrones tradicionales, todo eso del argumento y los personajes. A la hora de leer una novela, o de escribirla, me atraen más las observaciones del autor que la propia historia en sí.

–Su tono es la ironía. ¿Esto es una elección o parte de su carácter?

–Mi voz es así. Lo que me divierte es pasar de lo serio a lo humorístico sin cambiar de marcha. Los chistes son ideas en miniatura; lo que nos hace gracia de ellos es el pensamiento comprimido que contienen. Pero mi plan no es escribir novelas cómicas, sino que el lector se ría antes de darse cuenta de que lee algo cómico.

–¿Lleva dentro un comediante?

–Supongo que en parte sí. La vida sin humor sería insoportable.

–¿Consume más material cómico o trágico?

–Rechazo la oposición entre lo trágico y lo cómico. El libro que más he disfrutado últimamente esLa guerra eterna, de Dexter Filkins, sobre la guerra de Irak. Cuenta que llega a Bagdad tras un atentado y lo primero que ve es la cabeza decapitada del suicida, que tiene una expresión de sorpresa, lo cual tiene su gracia, porque él era el único que sabía lo que iba a ocurrir (risas). Esa descripción de la tragedia es humorística.