LA GALERÍA

Rai Escalé muestra una visión hiriente del ahora

JOSEP MARIA Cadena

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En el barrio del Born de Barcelona, frente a lo que es el Museo del Chocolate, funciona desde hace seis años la Iguapop Gallery, una sala de arte que defiende las nuevas opciones y la búsqueda de situaciones que, desde la pasión por las formas más avanzadas de nuestro tiempo, creo que defiende los principios siempre en lucha de la creación. No la había visitado antes por desconocimiento del que me acuso, pero una sugerencia amical sobre Rai Escalé (Barcelona, 1964), que expone allí hasta el próximo día 17, me ha permitido contemplar una obra con fuerza y saber que se sigue una programación abierta a nuevas inquietudes.

La presente es la tercera exposición que Rai Escalé realiza en la citada sala (2006, 2008 y ahora, 2010) y le felicito porque he observado, a través de anteriores catálogos, que avanza –pinta y aporta, además, dos esculturas– y lo hace de forma coherente con su propia manera de expresarse. Es decir, resulta coherente dentro de una destrucción inquietante de lo que nos enseñó el expresionismo. Describe hombres y mujeres en estado de destrucción interna, en lucha con sus pensamientos que contribuyen a la perversión de las formas. Crea –creo que él lo sabe y si es así, se lo corroboro– la Mona Lisa de los tiempos actuales, la mujer que pasa entre sillas y mesas en un establecimiento oscuro y con luces locas, que se sienta sola en un diván y antes se lo mira todo con indiferencia. O hace el Apolo o el David que se sienten huérfanos de toda relación estable y sin proyectos de futuro. Son los que viven el presente como si fueran sus raíces.

Concreta, pero no se queda en las formas que describe, sino que pone de relieve en sus dos esculturas la agresividad interna que quema en la actualidad a muchas personas, así como resalta que, si no se para –a él quizá no le importa que así no sea, pero a mí sí me importa– vamos hacia elhumúnculo porque los grandes principios nos quedan demasiado lejos o han quedado estropeados por el mal uso que entre todos hemos hecho de ellos.

Rai Escalé ha titulado la presente exposición comoSang Freda. Supongo que se refiere a lo que retrata y pone de manifiesto, pues él se implica plenamente y con ardor comunicativo en lo que ofrece. Hace más que describir lo que se ve en sus concreciones, pues crea una especie de arquetipos, que quizá correspondan a hombres y mujeres vistos por lo que hace a lo externo, pero que van mucho más allá en las intenciones. Es una exposición fuerte, que se debe afrontar con el espíritu bien pertrechado de valores, pero que debe verse porque responde de verdad a lo que ha de ser la pintura. Recomiendo, por tanto, la visita.