Rescate en la fachada

Estado actual 8 El letrero de madera de Ferlandina, 49, que pertenecía a una farmacia y a una perfumería.

Estado actual 8 El letrero de madera de Ferlandina, 49, que pertenecía a una farmacia y a una perfumería.

BEATRIZ PÉREZ
BARCELONA

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«Un desmantelamiento sistemático del patrimonio de este barrio». Es lo que, a juicio de Eduardo Salvador, vecino del Raval, sucede desde hace años en su barrio y contra lo que él mismo se ha amotinado. Gracias a su obstinación,  ha logrado evitar que se retire el histórico rótulo de madera que reviste parte baja de la fachada del 49 de la calle de Ferlandina, donde vive.

El edificio se construyó en 1863 y el rótulo, que está ahí desde principios del siglo XX, incluye una inscripción de piedra con el nombre de la calle y unas letras grabadas: Distrito Universidad. Este era uno de los cuatro distritos en los que se dividió Barcelona en 1847.

«Nací y crecí en el Raval y ese cartel siempre ha estado ahí. Pertenecía a una farmacia y a una perfumería», recuerda Artur Aguilar, de 68 años y propietario de un piso del edificio. «El letrero está en muy mal estado [la última vez que se restauró fue hace 15 años] —reconoce Eduardo Salvador—. Hace tiempo que algunos vecinos quieren quitarlo». Ante el miedo de que desapareciera, Salvador presentó en noviembre junto a Arnaldo Basadonna (arquitecto que tiene su despacho en los bajos del inmueble) una petición para protegerlo.

Conservación

Un mes después recibieron esta respuesta de Xavier Simón, responsable de Llicències d'Obra i Habitatge de Ciutat Vella: «Este tipo de elementos se pueden considerar suficientemente protegidos por la ordenanza de Usos del Paisatge Urbà, que prevé su conservación».

Pero la sorpresa fue mayúscula cuando en febrero, tras una reunión de la que Salvador asegura no fue avisado, los vecinos de Ferlandina, 49 decidieron retirar el cartel, sin que el departamento municipal de Patrimoni se opusiese una vez avisado, en contradicción con lo que el distrito afirmó dos meses antes.

«Según la arquitecta que contrataron los vecinos contrarios al cartel, el ayuntamiento accedió a financiar su reparación o su desmontaje», denuncia Salvador. Para él esta respuesta es «inadmisible», ya que si no fuera por su movilización y el apoyo de Basadonna, el cartel, que para ambos forma parte de la memoria «histórica y sentimental del barrio», hubiera sido retirado.

Salvador logró finalmente impugnar el acta vecinal en que se pedía el desmantelamiento y hace dos semanas recibió un informe de Patrimoni en el que manifiesta que «no se acepta el derribo del rótulo», si bien «hay que recuperarlo con técnicas de restauración». Los vecinos e esperan ahora recibir una subvención de entre 500 y 1.000 euros para ello. Se estima que la rehabilitación empiece en pocas semanas.