UNA RUTA EN LA CIUDAD

La Pascua más dulce

Huevos de chocolate. La mona de Pascua ha evolucionado del austero huevo cocido y pintado a los pasteles creativos con los personajes televisivos. La ilusión de los ahijados por recibir este divertido dulce se mantiene inalterable.

La Pascua más dulce Obrador tradicional Todos los bolsillos Fiel a su origen Repostería excelsa Casi 100 modelos Sabores definidos Con esmero Castillo de cacao Meses de trabajo Rincón de monas_MEDIA_9

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LUIS BENAVIDES

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SARRIÀ-SANT GERVASI.CANAL

Obrador tradicional.

«Siempre decimos que la pastelería Canal (Muntaner, 566) se caracteriza por introducir la innovación a la tradición», explica la segunda generación, Lluís Estrada, hijo de la cofundadora, Mercè Canal. Con las monas de Pascua, sin embargo, en el obrador de Canal hacen pocas pruebas. «Revisamos las recetas cada año, pero preferimos mantener el bizcocho tradicional e innovar en otro tipo de dulces», reconoce Estrada.

GRÀCIA. VERDI

Todos los bolsillos.

Las hermanas Andrea y Anaïs Planas se reparten el mostrador y el obrador de la pastelería Verdi (Verdi, 54), abierta hace 45 años. El barrio ha cambiado mucho en las últimas décadas pero la pastelería Verdi mantiene buena parte de su clientela. «Confían en nosotros, saben que nos ajustamos a todos los presupuestos e intentamos darles un muy buen trato. Por eso vienen los hijos y los nietos de los clientes de nuestros abuelos», dice Andrea Planas. 

HORTA-GUINARDÓ. OLAGUER.

Fiel a su origen.

Fundada en 1957, la pastelería Olaguer (Mare de Deu de Montserrat, 47) continúa fiel a sus inicios artesanales con una convicción a prueba de bombas. «Estamos rodeados de panaderías y pastelerías que trabajan con masas preparadas y conservantes. Pero no nos preocupa porque el que prueba nuestras monas, por ejemplo, repite», afirma Jordi Escolà, segunda generación al frente del obrador con más solera del barrio de Can Baró.

NOU BARRIS. LA EXQUISITA.

Repostería excelsa.

La Exquisita (Artesanía, 34), en el barrio de Verdun, hace honor a su nombre desde 1966 con una repostería para chuparse los dedos. «El nombre de la pastelería suena en todo el barrio porque es un referente, y ahora en temporada de monas de Pascua ya tenemos muchos encargos», cuenta con orgullo su propietario, Francisco Galiano, quien comenzó como aprendiz de los fundadores, Josep y Miquel Cañadas, hace cuatro décadas.

LES CORTS . NATCHA.

Casi 100 modelos

«En Natcha (Avenida de Sarrià, 45) tenemos más de 100 modelos diferentes de mona de Pascua, para que los padrinos encuentren el pastel que buscan», afirma la propietaria, Marta Massagué, quien destaca el amplio abanico de precios y tamaños. «Tenemos monas desde 19,50 euros y para todas las edades. No solo tenemos pasteles con motivos infantiles porque ahora se regalan también a personas mayores», asegura Massagué. 

SANT ANDREU. RIBALTA.

Sabores definidos.

Los padres de la actual propietaria, Rosa Ribalta, abrieron en 1969 la pastelería Ribalta (plaza de Mercadal, 19). «Nuestra clientela tiene un gusto más bien clásico, y buscan monas de Pascua tradicionales, de bizcocho o chocolate, sin grandes inventos. A diferencia de otros pasteles, los sabores deben estar definidos», asegura la propietaria. La pastelería Ribalta tiene monas para todos los bolsillos.

SANTS-MONJUÏC . CASA VIVES.

Con esmero.

La historia de la emblemática pastelería y confitería Casa Vives (Sants, 74) se remonta al horno de José Vives, bautizado en un primer momento como El Esmero. «En la actualidad ofrecemos una pastelería tradicional sin renunciar a creaciones más sofisticadas», explica la bisnieta del fundador, Victoria Vives. Las monas clásicas de Casa Vives son las de mantequilla, fruta confitada y trufa; aunque también las preparan al gusto del cliente. 

EIXAMPLE . GARDE

Castillo de cacao

«Tengo padre y abuelo pastelero. Llevo metido en el dulce desde muy joven. Y con las monas disfrutamos especialmente porque permiten una mayor creatividad», explica Jesús Garde, pastelero y propietario de Garde (Consell de Cent, 421). El mejor ejemplo de esta creatividad es el enorme castillo de chocolate que preside su mostrador. «Cada año hacemos alguna cosa espectacular, para despertar la ilusión y la curiosidad de los clientes», cuenta Garde. 

CIUTAT VELLA . SANTA CLARA.

Meses de trabajo

«Mis suegros tenían el horno Sant Jordi, datado de 1798, y cuando más adelante cogímos la pastelería Santa Clara (Llibreteria, 8) fue como casar a los dos santos», recuerda la actual dueña de ambos negocios, Núria Pagés. Para la temporada de monas de Pascua llevan dos meses trabajando el chocolate. «Es una de las campañas fuertes del año. Porque aunque los hábitos de consumo han cambiado, hay tradición para largo», dice Pagés. 

SANT MARTÍ . SISÓ.

Rincón de monas.

La pastelería Sisó (Clot, 128) ha preparado un rincón especial para las monas. «La gente viene desde hace semanas para mirar y reservar. Junto a las cocas de Sant Joan, los pasteles de Pascua son uno de los momentos más importantes del año», explica la encargada, Mari Carmen Sabariego. «Es una fecha muy bonita porque implica a padrinos y niños», añade Sabariego, quien considera que «nunca se perderá» esta dulce tradición.