Ciutat Vella

Josep Maria Ferré: "Los Juegos del 92 marcaron el antes y el después del 4 Gats"

El propietario del restaurante 4 Gats recuerda cuando adquirió el local, que cumple 120 años

Josep Maria Ferré, en el restaurante 4 Gats, con la carta de Picasso.

Josep Maria Ferré, en el restaurante 4 Gats, con la carta de Picasso.

CARME ESCALES / BARCELONA

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En el bohemio barrio parisino de Montmartre, en el bar cabaret Le Chat Noir, a finales del XIX contrataron a un catalán, Pere Romeu, como animador y camarero. El ambiente que el joven respiró allí le sedujo tanto que, al volver a Barcelona quiso abrir un local similar aquí. Los artistas Ramón Casas y Santiago Rusiñol le apoyaron y el 12 de junio de 1897 -ahora celebra sus 120 años de historia- abría en la calle de Montsió el restaurante 4 Gats. Josep Maria Ferré (La Granada, 1940) lo adquirió en 1989. Acaba de recibir la Medalla d'Or al Mèrit Cívic del Ayuntamiento de Barcelona, por su contribución social y económica a la ciudad.

-¿Recuerda todavía el primer día que reabrió el restaurante?

-Sí, claro. Estábamos el cocinero, un ayudante de cocina y yo. Tuvimos tres clientes. Con un amigo periodista preparábamos la carta, que era una especie de revista, con el menú del día y historias sobre el restaurante que me contaba la gente. Y yo salía a la calle a repartirlas.

-Ya el edificio, obra de Puig i Cadafalch, los artistas de la talla de Picasso que frecuentaron el local y la vida cultural que tuvo el restaurante le concedieron un pedigrí al que usted, con la revista que distribuía quería recordar.

-Tuve claro desde el inicio que no se trataba solo de preparar comidas y ganar dinero, y eso a mis hijos se lo he inculcado. Debíamos hacer actividades para conservar la cultura. Los propios clientes me formaron sobre la reliquia que es este local, sus paredes sueltan cultura e historia. Es el único restaurante del mundo para el que Picasso pintó una carta. A los 17 años, hizo aquí su primera exposición.

-Sus conciertos, exposiciones, concursos de poesía y tertulias atraen a mucha gente de la ciudad. Pero a los clientes extranjeros, ¿qué les atrae? ¿Quién los trae?

-Los Juegos Olímpicos marcaron un antes y un después en la vida de este local. Me propusieron organizar una comida para arquitectos de todo el mundo y, a partir de entonces, hasta la reina de Suecia vino. Fue durante los Paralímpicos del 92. Me preguntó cómo se hacía la crema catalana y la acompañé a la cocina para que lo viera.

-Ahora ya jubilado, usted alterna estancias entre Sant Just Desvern y La Granada del Penedès, donde produce vino, ¿cómo sigue disfrutando del restaurante?

-Vengo cada semana, aunque lo llevan mis hijos Sílvia e Ivan, pero esto ha sido mi vida. Saludo a vecinos y clientes, yo siempre les decía: lo mejor del 4 Gats sois vosotros.

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