BESTIAS DEL CRETÁCEO

El primo acuático del 'T. rex'

El paleontólogo Paul Sereno, junto a la reconstrucción de un craneo de 'Spinosaurus aegyptiacus' en una exposición de la National Geographic Society

El paleontólogo Paul Sereno, junto a la reconstrucción de un craneo de 'Spinosaurus aegyptiacus' en una exposición de la National Geographic Society / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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En 1912, el paleontólogo alemán Ernst Stromer descubrió en el Sáhara egipcio los restos fragmentarios de un dinosaurio que con el tiempo sería bautizado como Spinosaurus por las enormes espinas o apófisis vertebrales que emergían de su lomo. Por desgracia, todos los fósiles fueron destruidos durante los bombardeos aliados sobre Múnich en 1944 y no quedaron más que unas pocas notas y unos bocetos realizados por el propio Stromer que sobrevivieron en el castillo familiar de Baviera. Con el paso de las décadas se encontraron restos dispersos en Níger y Libia, entre otros lugares, que permitieron vislumbrar las dimensiones de la especie, pero en líneas generales Spinosaurus continuó siendo un gran desconocido.

Un siglo después, un equipo de paleontólogos ha localizado en la región Kem Kem, en el Atlas marroquí, unos restos mucho más abundantes de lo que se supone es la misma especie -hay, por ejemplo, partes de un cráneo, de la columna vertebral y de la pelvis-, lo que les ha servido para definir por fin sus características morfológicas y sus hábitos. Y la sorpresa no ha sido total, puesto que algunos rasgos ya se suponían, pero sí más que notable.

Según informan un artículo en la revista Science y un monográfico que publica National Geographic, el Spinosaurus fue un dinosaurio de hábitos semiacuáticos que vivió hace 97 millones de años, en las postrimerías del Cretáceo, y que estaba capacitado para nadar y cazar grandes presas como tiburones. Pesaba unas 20 toneladas y medía unos 15 metros de largo, un par más que Tyrannosaurus rex, que vivió 30 millones de años después, por lo que fue posiblemente el mayor depredador que haya existido jamás sobre la Tierra.

La planicie de Kem Kem, hoy una zona desértica y pedregosa a una altitud de 800 metros, fue en el Cretáceo una especie de mar interior en el que, además de tiburones, vivían celacantos, peces pulmonados, primitivos cocodrilos, reptiles voladores y diversas especies de dinosaurios, según explican los investigadores. El equipo está formado por Nizar Ibrahim y Paul Sereno (Universidad de Chicago), Cristiano dal Sasso Simone y Maganuco (Museo de Historia Natural de Milán) y Samir Zouhri (Universidad Hasán II de Casablanca).

MODELO DIGITAL

Para resolver los misterios de Spinosaurus, el equipo creó un modelo digital del esqueleto tras escanear los nuevos fósiles y complementarlos con las recreaciones que había hecho Stromer. Los huesos que aún faltaban fueron modelados a partir del conocimiento de dinosaurios emparentados.

Spinosaurus tenía unos pequeños orificios nasales en el centro del cráneo que le permitían respirar cuando estaba bajo el agua. También contaba con unas aberturas neurovasculares en el extremo del hocico, similares a las que tienen los actuales cocodrilos, que previsiblemente le permitían detectar el movimiento en el agua. Las sorpresas no acaban aún: los dientes inclinados que se aprecian en la parte delantera de la nariz fueron posiblemente una adaptación para capturar peces, mientras que su estructura vertebral le dificultaba caminar sobre dos piernas en tierra pero, por contra, le facilitaba el movimiento en el agua. Los investigadores han observado asimismo unas cavidades en la médula que, guardando las distancias, también tienen los pingüinos rey y les ayudan en el control de la flotación. Finalmente, sus patas eran palmeadas, como los patos, una buena adaptación para caminar sobre el fondo fangoso.

«Trabajar con este animal es como si estuvieras estudiando un alien llegado del espacio. Es el dinosaurio más extraño que jamás he visto», explica Ibrahim. «Más que las dimensiones, lo que más nos sorprendió fueron algunas proporciones inusuales de las extremidades, como en las ballenas primtivas», añade el bregado cazadinosaurios Paul Sereno. Su colega Dal Sasso concluye: «En las últimas dos décadas, varios hallazgos han demostrado que algunos dinosaurios dieron origen a las aves. Spinosaurus representa un proceso evolutivo igual de extraño, el de los dinosaurios depredadores adaptados a una vida semiacuática».