Titanosaurios del Pirineo: así era su piel

Unos investigadores descubren en Vallcebre, cerca de Berga, una impresión fósil sobre la roca de hace 66 millones de años

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Hace 66 millones de años, un dinosaurio de grandes dimensiones, probablemente un titanosaurio, se apoyó sobre un terreno lleno de lodo y dejó impresa una huella en la que se apreciaban claramente las escamas de la piel. El azar quiso que el hueco se llenara de fina arena y que con el paso de miles de años acabara petrificando hasta dar lugar a una roca de gres que mantuvo la señal original dejada por el animal. Hoy en día aún es posible observar en ella el patrón geométrico característico de la piel de los dinosaurios.

La roca con la impresión de la piel, que ha sido localizada en el municipio de Vallcebre, cerca de Berga, constituye un caso único en Europa por el nivel de conservación y por su antigüedad, poco anterior al cataclismo que acabó con los dinosaurios, según destacan los investigadores que la han localizado. El trabajo ha estado encabezado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) con la colaboración del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP). El hallazgo de produjo de forma fortuita mientras los autores buscaban el origen de unas rocas sedimentarias del Cretácico Superior.

La zona, hoy montañosa, era entonces un ambiente fluvial lleno de lodos, explica a este diario Víctor Fondevilla, investigador del departamento de Geología de la UAB y autor principal del trabajo. "No podemos saber con qué parte se apoyó, si fue una pierna o la espalda, pero sí que quedó grabada la piel". De hecho, precisa Fondevilla, la arena que se depositó tras la pisada actuó de molde: "Lo que se puede observar en la roca, más que una huella, es el relieve de la piel original del animal".

EN UNA PARED VERTICAL

Gracias a los posteriores plegamientos del terreno, el duro molde acabo alzado, en una pared prácticamente vertical, lo que evitó que la erosión lo malograra. "Lo hemos encontrado es una zona de fácil acceso, aunque poco frecuentada", prosigue el investigador.

La investigación, publicada en la revista especializada 'Geological Magazine', ha sido liderada por Víctor Fondevilla y Oriol Oms, ambos de la UAB, en colaboración con los investigadores del ICP Bernat Vila y Àngel Galobart.

Técnicamente se han hallado dos huellas de la piel, una grande de unos 20 centímetros de ancho, que es la que aparece en la foto, y otra más pequeña, de solo 5, separadas por un metro y medio de distancia. Fondevilla opina que probablemente son del mismo animal. "Quizá lo que vemos son los restos de una huella mucho mayor". El resto no se habría conservado. 

El hallazgo tiene un carácter excepcional, ya que el Cretácico Superior corresponde a la época en que vivieron los últimos dinosaurios antes de la extinción, "hay pocas zonas en el mundo con rocas de esta época y caracterizar estos dinosaurios es muy importante para entender cómo y por qué desaparecieron", añaden. "Se trata del único registro de la piel de dinosaurio de esta época en toda Europa", destaca Fondevilla. "El registro fósil de la piel de los últimos dinosaurios es muy escaso, y solo cuenta con algunos yacimientos de características similares en Estados Unidos y en Asia -prosigue-. En la Península se han encontrado otros fósiles de piel de dinosaurio en Portugal y en Asturias, pero corresponden al Jurásico, el periodo anterior".

DETERMINAR LA ESPECIE

La forma de las escamas observada en la roca muestra un patrón característico de la piel de algunos dinosaurios: "la forma de roseta con un bulto central en forma de polígono rodeado por otros cinco o seis bultos", explican los investigadores. Pero se trata de escamas grandes, demasiado para el tamaño típico de los dinosaurios carnívoros y hadrosaurios que habitaban la zona hace 66 millones de años. "Probablemente se trate de un gran saurópodo herbívoro, tal vez de un titanosaurio, ya que hemos encontrado huellas de esta especie muy cerca de la roca donde están las impresiones de la piel", comenta Fondevilla.

"El hecho de que sean huellas en la roca es una evidencia de que el animal es de la época del sedimento, uno de los últimos dinosaurios que vivió en el planeta. Cuando se encuentran huesos la datación es más complicada porque pueden haberse desplazado respecto del sedimento original en todos estos millones de años ", aclara Fondevilla.

El hallazgo constata el excelente registro fósil de los Pirineos con respecto a los dinosaurios que vivieron en Europa poco antes de su extinción en todo el planeta. "Los yacimientos del Berguedà, Pallars Jussà, Alt Urgell y la Noguera han proporcionado evidencias de cinco grupos diferentes de dinosaurios: titanosaurios, anquilosauros, terópodos, hadrosaurios y rahbdodóntidos", explica Àngel Galobart, jefe del grupo de investigación del Mesozoico del ICP y director del Museu de la Conca Dellà, en Isona. "Los yacimientos de los Pirineos son muy relevantes desde el punto de vista científico, ya que nos permiten estudiar las causas de su extinción en un punto geográficamente alejado del impacto del meteorito", explica Galobart.