PUBLICACIÓN EN 'NATURE'

Los neandertales, los primeros espeleólogos

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Los neandertales no eran unos seres toscos y salvajes, como a menudo han sido representados, sino unos humanos con dotes espeleológicas que hace 176.000 años, mucho antes de que los humanos modernos salieran de África, ya fueron capaces de crear estructuras circulares, a base de acumular trozos de estalagmitas, en las profundidades de grutas. Y con la ayuda del fuego para guiarse.

Así lo confirma el descubrimiento de unas laboriosas estructuras, excepcionalmente conservadas, en la cueva de Bruniquel, en el departamento francés de Tarn-et-Garonne (sur del país). La cueva fue descubierta en 1990, pero el acceso difícil había retrasado los trabajos de exploración.

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Se trata de seis estructuras compuestas de estalagmitas o trozos de estalagmitas que fueron arrancadas y trasladadas para formar una especie de círculo a nada menos que 336 metros de la entrada de la cueva. Se han podido cartografiar con precisión gracias al uso de tecnología 3D. También hay restos de combustión de fuego. 

Los detalles de la investigación, coordinada por especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, se han publicado en la revista Nature. También han participado colegas de Bélgica y Estados Unidos.

Los fragmentos acumulados, 400 en total, tienen un peso estimado de 2,2 toneladas y si se colocaran uno sobre otros alcanzarían una altura de 112 metros. "Eso solo puede ser fruto de un trabajo en equipo", dicen los investigadores. Según Jacques Jaubert, etnólogo del CNRS, la organización de los fragmentos no es fruto del azar, sino que están colocados conscientemente para que no se caigan. "Evidencia nociones de discusión entre los constructores, de reparto del trabajo, de ayuda", destaca.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El cantidad y el peso de las piezas","text":"\u00a0denotan un trabajo en equipo. Hubo que romper las estalagmitas y colocar los fragmentos\u00a0con orden."}}

Los restos de fuego, según los investigadores, revelan también que los primeros neandertales sabían utilizarlo para circular en un espacio cerrado, lejos de la luz del día, "mucho antes que el Homo sapiens".

Hasta ahora, la ocupación de una cueva más antigua correspondía a la gruta de Chauvet (Ardèche, Francia), donde los neandertales moraron hace 38.000 años. Las estructuras de Bruniquel son los restos más antiguos hallados a gran distancia de la entrada de una cueva en la historia de la humanidad. La edad de las estalagmitas es muy anterior a la llegada del hombre moderno a Europa (-40.000 años), por lo que la única posibilidad es que sean obra de neandertales muy antiguos.

La primera datación por carbono 15 de un hueso quemado encontrado en la cueva determinó que tenía al menos 47.000 años, el límite que permite esa técnica. A partir del 2013, nuevos análisis basados en las propiedades radiactivas del uranio, que midieron el final del crecimiento de las estalagmitas usadas y el principio de los brotes que salían de estas, permitieron llegar a esa edad media de 176.500 años, con un margen de error de 2.100 años. En esa época se atravesaba un periodo "glaciar, pero dentro de un episodio relativamente húmedo y clemente", añade Dominique Genty, también del CNRS.

Los expertos quieren terminar primero la documentación de lo hallado antes de adentrarse en el terreno de la interpretación. Pero, por eliminación, explican que se puede suponer que no erigieron esas construcciones circulares de piedra a gran profundidad ni por motivos de hábitat ni de alimentación, por lo que podría estar relacionado con un lugar de culto o celebración. "No lo hicieron simplemente para subsistir", resume Jaubert.

Esa es una de las principales preguntas abiertas, en una larga lista que incluye otras como por qué se alejaron tanto de la entrada, en cuánto tiempo lo hicieron o con la ayuda o no de qué materiales. "Estamos casi ante una investigación judicial", concluye el investigador.