EN LA CUEVA EL MIRADOR

Los humanos del Neolítico en Atapuerca comían perro, gato y zorro

Los investigadores plantean si fue un consumo ocasional por hambre o por gusto

Trabajos en la cueva El Mirador de Atapuerca durante la campaña de julio del 2014.

Trabajos en la cueva El Mirador de Atapuerca durante la campaña de julio del 2014. / periodico

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Un artículo de la colaboradora del Institut Catalá de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) Patricia Martín publicado en la revista Quaternary International señala que, hace entre 7.200 y 3.100 años, los humanos de Atapuerca incluían en su dieta perro doméstico, gato salvaje, zorro y tejón.

Según los hallazgos, los humanos que vivieron en la Cueva El Mirador, del yacimiento burgalés, incluían en su dieta perro doméstico, gato salvaje, zorro y tejón, pese a que señalan que "el consumo de estas especies era muy poco frecuente en Europa continental en aquellos tiempos".

El hallazgo se recoge un artículo publicado en Quaternary International, con Patricia Martín como firmante principal.

El Mirador fue utilizada como cueva redil, para albergar a los rebaños compuestos, fundamentalmente, por ovicaprinos y ganado bovino. Aunque la base de la dieta la integran estos animales, también son empleados para el consumo los pequeños carnívoros antes mencionados.

Esto se ha podido documentar a partir de la presencia en estos restos de marcas de corte, evidencias de fracturación antrópica, de procesamiento culinario y de mordeduras humanas.

Fracturados y hervidos

En algunas islas del Mediterráneo, como Chipre, se documenta el consumo de algunas de estas especies ya en el Neolítico, en cambio, se trata de una práctica muy poco frecuente en la Europa continental. "En El Mirador, los perros fueron desarticulados, descarnados, sus huesos fracturados y, finalmente, hervidos", ha comentado Patricia Martin.

En este yacimiento esto se ha observado tanto en los niveles neolíticos como en los de la Edad del Bronce. Se produce de manera puntual, en distintos episodios, pero tiene continuidad temporal".

Se ha planteado la posibilidad de que esta práctica estuviera relacionada con momentos esporádicos de hambre o escasez o con una consideración especial de la carne de perro. "Es una de las posibilidades que barajamos. Tampoco se puede descartar que en algunos casos el objetivo fuera obtener y aprovechar la piel de estos animales", ha señalado Martín.