SÍNDROME RESPIRATORIO AGUDO

Investigadores españoles crean una vacuna contra el SARS

Investigadores del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en Madrid, con su director, Luis Enjuanes, en el centro con jersey azul

Investigadores del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en Madrid, con su director, Luis Enjuanes, en el centro con jersey azul / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC), en Madrid, han desarrollado una vacuna segura y eficaz contra el síndrome respiratorio agudo SARS, una grave enfermedad respiratoria, potencialmente mortal, que se detectó por primera vez en el 2002 en China y el Sureste asiático. La nueva versión resuelve los problemas de seguridad del prototipo anterior y continúa proporcionando una protección total contra la enfermedad en las pruebas efectuadas con ratones.

El SARS, debido a un virus de la familia de los coronavirus, se extendió rápidamente por todo el mundo causando una mortalidad del 10% entre los infectados. Fallecieron cerca de 800 personas.

El equipo del laboratorio de coronavirus del CNB, dirigido por Luis Enjuanes, explica los resultados de la nueva vacuna en un artículo publicado por la revista PLOS Pathogens.

El equipo de Enjuanes ya observó hace seis años que quitando un virus al gen, concretamente un gen llamado E que se encuentra en la envuelta (estructura que los cubre), se desactivaba por completo. Con posterioridad, en el 2014, se desarrolló un prototipo de vacuna que aparentemente funcionaba. "La vacuna proporcionaba una protección total en modelos animales de ratón, incluso en adultos", relata Enjuanes.

"Sin embargo, posteriormente detectamos un problema de seguridad con este candidato a vacuna -prosigue Enjuanes-, dado que con la replicación del virus en células o en ratones acumulaba cambios y revertía a su estado virulento. Esto significaba que nuestra vacuna no era segura". El problema surgía porque, al eliminar el gen E, el virus evolucionaba rápidamente e incorporaba como defensa una quimera, una proteína que no existía previamente.

Pequeños fragmentos eliminados

Para evitar que esto ocurriera, en lugar de eliminar el gen E completamente, los científicos han eliminado pequeños fragmentos que no destruyen el motivo esencial para el virus. Así, han conseguido un virus atenuado que no recupera su virulencia. "Si manipulamos el genoma de un virus para atenuarlo, puede evolucionar y reponer el daño causado. Y eso puede pasar en una de cada 10.000 veces. Pero si lo manipulas más, ya no hay posibilidad", ilustra el investigador del CNB.

Además, con la intención de reforzar la seguridad de la vacuna, se han introducido pequeñas deleciones (pequeños fragmentos) en un segundo gen. De esta manera, "es muy poco probable que el virus sea capaz de recuperar su capacidad patogénica", insiste el jefe del equipo.

El trabajo no hay concluido, asume el investigador. Para que la vacuna se haga una realidad, ahora se trata de hacer nuevas pruebas en otros mamíferos y luego las tradicionales fases 1, 2 y 3 de ensayos clínicos. Enjuanes considera que la vacuna, en caso de ser apta, tendría  una larga inmunización.

Reservorio en murciélagos

Todos los coronavirus, como el SARS o el MERS, viven de forma natural en murciélagos, sin causarles daño, recuerda el investigador del CNB. Los murciélagos rara vez muerden a humanos, pero, a veces, por puro azar, puede ser que muerdan a algún otro animal o bien que contaminen fruta que acabará siendo comida por otro animal. Y luego estos animales infectados, sean una civeta o un camello, acaban contagiando a los humanos. "Por ese motivo, el SARS ha mostrado hasta ahora unos episodios a veces repentinos", concluye.