ESCÁNDALO CIENTÍFICO

El instituto japonés de las células 'milagrosas' no logra replicarlas

Haruko Obokata, en la rueda de prensa ofrecida el pasado 9 de abril en que reconoció sus errores.

Haruko Obokata, en la rueda de prensa ofrecida el pasado 9 de abril en que reconoció sus errores.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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Sin rastro aún de las STAP o células madre pluripotentes mediante estrés. Investigadores japoneses admitieron ayer que sus intentos de replicar los resultados del estudio pre-

sentado en enero por la científica Haruko Obokata han terminado sin las ansiadas células que iban a revolucionar la medicina regenerativa. Los esfuerzos actuales intentan dilucidar si hay algo rescatable de aquel estudio, causante del mayor escándalo de la investigación en Japón.

El prestigioso Centro de Investigación Riken, del que surgió aquel estudio, encargó en abril a un equipo independiente que verificara la existencia de las STAP, que Obokata había asegurado lograr en un artículo publicado en la revista Nature. Obokata fue ensalzada como la Madame Curie japonesa primero y arrastrada después al pozo de la ignominia cuando su artículo fue retirado por múltiples defectos formales que justificaban las dudas sobre el fondo. Después de 22 experimentos y cinco meses, las células no han trascendido de la hipótesis. Lo reconoció ayer Hitoshi Niwa, líder de las investigaciones independientes y coautor de aquel estudio.

El Centro Riken había anunciado meses atrás que consiguió células madre adultas en apenas media hora. Ya no era necesario retrasar el reloj biológico de las células embrionarias mediante una farragosa concatenación de factores. Bastaba con someterlas a un ligero estrés con un breve baño de ácido o presionando sus membranas para conseguir nuevas STAP. Las células derivadas, genéticamente idénticas, evitaban además el rechazo habitual.

ESPERANZA PARA EL ALZHÉIMER / El descubrimiento abría esperanzas para el alzhéimer y otras enfermedades degenerativas. Pero fracasaron los científicos de todo el mundo que intentaron replicar los resultados y poco después se descubrió que en el estudio se acumulaban textos plagiados y fotos manipuladas. Riken pidió que se retirara mientras Obokata se disculpaba por los chapuceros errores pero prometía que las STAP eran una realidad que había conseguido en más de 200 ocasiones.

El equipo de Niwa, tal como señalaba el estudio, ha empapado ligeramente los linfocitos extraídos del bazo de un ratón en una solución de ácido clorhídrico, pero no ha conseguido ningún movimiento genético. Está previsto que su investigación se alargue durante un año, así que rehusó la rendición. «No tenemos una conclusión final aún», declaró ayer el centro. Los experimentos seguirán. También Obokata persigue la replicación de sus resultados en Riken, por ahora sin éxito.

El escándalo se cobró la vida el mes pasado de Yoshiki Sasai, supervisor del estudio. El prestigioso investigador y subdirector del Centro para el Desarrollo Biológico (CDB) se colgó tras meses de depresiones y crisis. En una carta dijo sentirse «profundamente  avergonzado» por no haber identificado los fallos y fracasar en la formación de jóvenes investigadores.

Las STAP han arruinado la carrera de la prometedora Obokata, empujado a Sasai al suicidio y torpedeado el prestigio de la investigación japonesa. La última factura se conoció ayer: el CBD, el centro más prestigioso del país, anunció que eliminará la mitad de sus 40 laboratorios (donde trabajan 400 científicos) y cambiará de nombre y de director.