PROYECTO DE EXPLORACIÓN

Una nave para llegar a la estrella Alfa Centauri en 20 años

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El millonario ruso Yuri Milner, el físico britániCo Stephen Hawking y otros destacados científicos han presentado un proyecto de 100 millones de dólares llamado Starshot para la construcción de una flota de nanonaves espaciales -del tamaño de un chip de un teléfono móvil- cuyo objetivo sería alcanzar en menos de una generación la estrella Alfa Centauri, la más cercana a nuestro sistema solar, y desde allí enviar fotografías.

Milner y Hawking están convencidos de que se pueden fabricar naves de ese tamaño minúsculo, equipadas con cámaras y equipos de comunicación, que podrían volar a un 20% la velocidad de la luz, mil veces más rápido que las naves actuales. Alfa Centauri se encuentra a 4,37 años luz, equivalente a unos 41 billones de kilómetros (nuestro Sol está a 150 millones de kilómetros).

"Creo que lo que nos hace únicos es sobrepasar nuestros límites. La gravedad nos pega al suelo, pero acabo de volar a Estados Unidos. Perdí mi voz, pero todavía puedo hablar gracias a mi sintetizador. ¿Cómo superamos estos límites? Con nuestra mente y nuestras máquinas", ha afirmado Hawking.

Una ‘nanocraft’, como ha sido bautizada, es una nave espacial basada en los avances de nanotecnología, nuevos materiales y el uso de la luz como combustible, dicen sus promotores. "La nave tendría un tamaño similar al chip de un teléfono móvil”, ha explicado gráficamente el primer responsable del proyecto, Pete Worden,  exdirector del Centro de Investigación Ames de la NASA.

Las nanonaves se moverían gracias a velas ultradelgadas y ultraligeras (apenas unos gramos) que serían impulsadas mediante unos láseres que serían disparados desde la Tierra, que es posiblemente el principal reto tecnológico. Luego, una vez llegada a su destino, la nave dispondría de sensores para mediciones científicas y cámaras para obtener fotografías (lógicamente, si todo funciona con éxito, se necesitarían más de cuatro años para transmitirlas a la Tierra).

Entre los desafíos destaca el sistema para mantener comunicaciones con la Tierra y soportar 20 años de viaje a través de un entorno tan hostil como es el espacio interestelar. "Quedan problemas por resolver y cualquiera podría ser un motivo para desistir", ha reconocido Worden. "Todo está basado en un conocimiento científico ya disponible y todo estará en acceso abierto", ha insistido Milner de forma más optimista.

"Si la misión se vuelve realidad, nos dirá tanto de nosotros como de Alfa Centauri. Solo desafiándonos podemos decir si tenemos la ambición para triunfar ", ha declarado el empresario ruso.