LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO

Y si falla Europa...

Los investigadores españoles se habían encomendado al dinero europeo para compensar el desplome de la inversión en España

M. C.
BARCELONA

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Abrumada por los recortes sufridos por su departamento, la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, ha comentado en varias ocasiones que los investigadores españoles, al menos los más brillantes, los que pueden competir con colegas de otros países, no iban a tener más remedio que acudir a Europa para complementar sus fuentes de financiación. Y el resultado ha sido bastante satisfactorio, como muestran los resultados obtenidos en las últimas convocatorias de becas del Consejo Europeo de Investigación (ERC) o la activa participación de grupos españoles en algunos de los proyectos señeros de la UE, como los llamados FET Flagship dedicados al grafeno y el cerebro humano.

A partir de ahora, los recortes previstos por el plan Juncker supondrán un plus de dificultad y un auténtico desastre para muchos grupos. «En los países del sur de Europa, la financiación nacional ha desaparecido como medida de austeridad y no ha habido más remedio que confiar en Europa, pero si el ERC reduce su presupuesto, entonces la oportunidad de ser financiado bajará inevitablemente», resume Christian Keysers, profesor de la Universidad de Ámsterdam. La financiación es siempre competitiva, es decir, se logra en concurso de méritos.

¿Y cómo se traduce un recorte europeo de 2.700 millones de euros en cinco años? El director general de Recerca de la Generalitat, Josep Maria Martorell, calcula que en el caso de Catalunya, «imaginando que se mantiene más o menos constante la capacidad del sistema catalán de I+D de atraer fondos de Europa, supondría una reducción anual de unos ocho millones de euros». Unos 5-6 millones corresponderían a universidades y centros de investigación, y el resto, a empresas. Martorell, no obstante, confía en contrarrestar la pérdida con propuestas relacionadas con la I+D que la Generalitat ha presentado al plan Juncker«Creo que no estamos ante un gran desastre, pero conceptualmente quitar dinero de la I+D es como mínimo exótico».

Europa solo aporta una pequeña parte del dinero que se gasta en España en I+D si se incluyen sueldos e infraestructuras -son exactamente 575 millones anuales en el 2013, un 4,5% del total, según datos del INE-, pero esa inversión es vital para llevar a cabo las investigaciones. Es, repitiendo la metáfora de Joan Guinovart, director del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona, buena parte de la gasolina que alimenta el coche de la ciencia. Actualmente, sin los fondos europeos es difícil llevar a buen puerto investigaciones de frontera. Es complejo participar en estudios internacionales, comprar material, contratar personal de apoyo o, simplemente, acudir a congresos.

Los grupos catalanes de investigación captaron 207 millones de euros de Europa en el 2012, el último año con cifras disponibles, lo que supone un 29% del dinero que obtuvo España. La UE también financia grandes infraestructuras que, aunque no se encuentran en España, como el sincrotrón de Grenoble, sí son utilizadas por investigadores españoles. De hecho, los temores alcanzan a todo el continente, incluidos los ambiciosos FET Flagpship. «Tenemos la financiación garantizada hasta el 2018, pero estamos preocupados por los recortes que puedan derivarse del plan Juncker a partir de entonces», dice Jari Kineret, coordinador del programa dedicado al grafeno.