SEGUNDA GUERRA PÚNICA

El estiércol de Aníbal Barca

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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En el año 218 antes de Cristo, las tropas cartaginesas comandadas por Aníbal, con 30.000 soldados, 8.000 caballeros y la presencia simbólica de 37 elefantes,  decidieron avanzar hacia Italia desde Saguntum para hacer frente por sorpresa a los romanos en su propio territorio, un periplo que suponía atravesar los Alpes en pleno invierno. Polibio y Tito Livio, entre otros historiadores, glosaron años después la heroica travesía, que ha perdurado como uno de los hitos militares de la antigüedad, aunque los estudios más modernos sostienen que el paso alpino no fue tan triunfante y se cobró realmente vidas humanas, además de centenares de caballos y posiblemente todos los elefantes. 

Nunca, sin embargo, se ha podido demostrar qué ruta tomó el ejército cartaginés para cruzar la cordillera: no hay ningún registro arqueológico. 

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Ahora, un equipo internacional encabezado por William Mahaney, de la York University de Toronto, y Chris Allen, de la Queen University de Belfast, asegura haber descubierto evidencias de que Aníbal y sus tropas pasaron los Alpes por el actual Col de Traversette, un duro puerto de montaña, aún sin asfaltar, que se eleva hasta 2.946 metros de altura en la frontera franco-italiana. Previamente, los cartagineses habían atravesado los Pirineos y remontado el valle del Ródano buscando un lugar apto para cruzar el río.

Los investigadores aportan una prueba sorprendente: han encontrado en los sedimentos de la zona restos de excrementos con una gran cantidad de bacterias del género Clostridium, muy comunes en la flora intestinal de los caballos, y además con una edad estimada superior a los 2.000 años, congruente con el relato histórico, según ha confirmado un análisis con radioisótopos de carbono. Los clostridios, insiste Allen, son muy estables en el suelo y pueden sobrevivir durante miles de años. Los detalles del estudio se han publicado en la revista Archaeometry.

El lugar del hallazgo, un antiguo pantano, lo habrían empleado las tropas cartaginesas para que pudieran beber los caballos. A esas alturas, ni hoy en día es habitual ver fauna. “La capa de sedimentos solo se entiende por una masiva deposición de animales”, comenta el investigador de la Queen University de Belfast, aunque asume que son necesarios más estudios para descartar otras hipótesis. Entre otros problemas, no se han hallado restos de ningún animal muerto. Una posibilidad sería encontrar huevos de tenia de caballo, añade.

La vía de Traversette fue propuesta hace más de medio siglo por el biólogo británico Sir Gavin de Beer, que fue director del Museo de Historia Natural de Londres. Sin embargo, la dificultad que entrañaba el camino, incluso en la actualidad, hizo que el grueso de la comunidad académica la considerara poco creíble y se inclinara por el paso por Col du Mont Cenis, Col Clapier o incluso el Pequeño San Bernardo, puertos situados más al norte. La opción de Traversette, aparentemente la más difícil, presupone haber pasado antes por el valle del Drôme, el Col de Grimone y las gargantas de Queyras, en el río Guil.

Según Mahaney, si tomó esta ruta más difícil es porque pretendía evitar el ataque de los tribus celtas que poblaban la zona, algo que no logró evitar por completo. Además, considera que el trayecto meridional es más acorde con la información recogida por los historiadores clásicos. Polibio, por ejemplo, sostiene que los cartagineses fueron sorprendidos por los alóbroges en una emboscada en un valle angosto. Queyras es un candidato plausible.