CIENCIA CIUDADANA

Las aportaciones ciudadanas ayudan a controlar la expansión del mosquito tigre

La aplicación para móviles Mosquito Alert obtiene resultados tan fiables como los sondeos de campo en busca de larvas

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Antonio Madridejos / Barcelona

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La participación desinteresada de miles de personas conectadas a la plataforma Mosquito Alert, una app gratuita para teléfonos móviles, ha permitido detectar el ritmo y las rutas de expansión del mosquito tigre en España con antelación, gran fiabilidad, alcance geográfico y a un precio mucho más barato que los métodos tradicionales basados en colocar trampas distribuidas por el territorio. Es un éxito de lo que se conoce como ciencia ciudadana. En total, el proyecto ha recibido desde el año 2014 más de 3.600 avisos confirmados de mosquitos tigre.

La aplicación, desarrollada por investigadores del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) con el impulso de la Obra Social La Caixa, ha obtenido resultados excelentes. Por ejemplo, gracias a una foto enviada por Luis P., un participante de Huesca que se descargó la app, fue posible confirmar en el año 2015 el primer caso de mosquito tigre en Aragón. Meses después, otra foto enviada desde Málaga sirvió para certificar la llegada del insecto a la costa andaluza. Y ejemplos similares se han sucedido en Baleares, Valencia y el Pirineo catalán.

Anticipar las medidas de control

En definitiva, como explica Frederic Bartumeus, director de Mosquito Alert, la colaboración ciudadana no solo sirvió para detectar con rapidez la llegada del mosquito a varias provincias, lo que a su vez permitió adelantar en el tiempo las medidas de control, sino que en muchos casos, especialmente en emplazamientos del interior alejados de otros focos, difícilmente se habrían detectado con los métodos tradicionales.

Después de tres años de funcionamiento y un sinfín de datos recopilados, los investigadores que gestionan la app han publicado un artículo en la revista Nature Communications en el demuestran que la información obtenida gracias a la ciudadanía tiene suficiente calidad para utilizarla en investigación y resulta además mucho más barata. La ciencia ciudadana, dicen los autores, puede "revolucionar el seguimiento de mosquitos vectores de enfermedades globales". El estudio ha sido liderado por investigadores del CREAF, el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CSIC) Universitat Pompeu Fabra (UPF), con la colaboración de las universidades de Murcia y Zaragoza.

Necesidades de personal

Los autores han calculado que la participación ciudadana mediante el binomio móvil-fotografía ha reducido hasta ocho veces el coste de los métodos científicos tradicionales, que se basan en colocar trampas en lugares estratégicos donde las hembras de mosquito ponen huevos. "No es cuestión del precio de las trampas -precisa Bartumeus-. El problema es que necesitas muchas y luego mucha gente que vaya al menos una vez cada 15 días para comprobar lo que hay allí".

"Lógicamente, como recuerda John Palmer, investigador del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF y primer autor del estudio, "antes de utilizar los datos que proporciona la ciudadanía es necesario eliminar previamente los posibles errores y sesgos de muestreo para que sean del todo útiles y válidos". En este sentido, la plataforma Mosquito Alert ya incorpora una fase de validación a cargo de un equipo de entomólogos expertos.

"Cada ciudadano recibe la validación de su foto directamente al móvil en pocas horas y eso hace que la ciudadanía aprenda a reconocer el mosquito tigre rápidamente. En poco tiempo hemos conseguido datos de gran calidad científica", explica Bartumeus, que es investigador del CREAF y el CEAB con un contrato ICREA de la Generalitat. Además, cada vez es mayor el porcentaje de fotos recibidas que corresponden efectivamente a mosquito tigre, añade.

Los autores del estudio también afirman que, gracias a la ciencia ciudadana, se han ampliado las áreas de vigilancia en el territorio español para estudiar el mosquito tigre. "No es lo mismo tener un equipo de expertos que debe desplazarse a cientos de kilómetros, que tener una red de personas voluntarias distribuidas por todo el país", explica Aitana Oltra, coordinadora científica de Mosquito Alert.

Cuando se colocan trampas, lo que se hace normalmente es, basándose en la experiencia, situarlas en lugares de expectativas y colindantes con lo que uno cree que puede ser el punto de invasión", dice Bartumeus. Pero no siempre funciona. "El mosquito tigre se dispersa muy rápido localmente, pero también hace saltos de larga distancia; sin la ayuda de todos estos voluntarios habríamos tardado mucho más tiempo en hacer estos descubrimientos clave, especialmente en lugares remotos donde normalmente no se le busca", concluye Roger Eritja, entomólogo del Servicio de Control de Mosquitos del Baix Llobregat y jefe del equipo de validadores.