Publicado en El Periódico el día 2 de junio

Vivir bajo la radiación

Multitud de aparatos domésticos como electrodomésticos de uso cotidiano y ordenadores emiten ondas que afectan a la salud

A. MADRIDEJOS / A. YAGÜE

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Todos los objetos emiten radiaciones: si un jersey nos parece rojo es porque la onda que produce se va repitiendo, oscilando, con una longitud diferente a la del color azul, concretamente cada 700 y cada 450 nanómetros, respectivamente. Sin embargo, la luz visible no es más que una pequeña parte del espectro electromagnético, del conjunto de todas las radiaciones. Nuestro mundo está lleno de ondas.

Las hay con una longitud muy larga, como las que emiten los televisores, y las hay muy cortas, como las peligrosas radiaciones cósmicas que nos llegan del espacio profundo o las radiaciones de los aparatos médicos de rayos X.

Océano electromagnéticoPere Gascón, oncólogo del Clínic de Barcelona, advierte de que las ondas electromagnéticas están en todas las esferas de la vida cotidana; edificios inteligentes, fibras de los ordenadores y salas wifi. «Incluso andamos en la calle y en casa sobre cables... Pero no debe cundir el pánico si utilizamos las tecnologías con sentido común», apunta.

Según la fundación para la Salud Geoambiental, nuestros órganos vitales funcionan mediante impulsos eléctricos y vivimos en un océano electromagnético. Por tanto, estar sobreexpuesto a radiaciones interfiere con los ritmos biológicos y tiene consecuencias para la salud. Su presidente, Ezequiel Cabado, explica que los síntomas pueden variar desde cansancio inexplicable y dolores de cabeza que terminan por englobarse como manifestaciones psicosomáticas, hasta manifestaciones más graves, como disfunciones en el sistema endocrino, reproductor o inmunológico, que pueden derivar en tumores. Algunas son molestias relativamente llevaderas, como insomnio o dificultades de concentración.«Pero cada día -advierte Cabado-se registran más cánceres. La mayoría de las personas desconocen el origen del problema. Hay que empezar a plantearse seriamente qué papel juegan las radiaciones en la salud y definir soluciones a nivel social».Los especialistas de la fundación defienden precaución ante tecnologías que van por delante de la legislación. «No hay que tirar el móvil -apuntan- sino usarlo con moderación, sobre todo los niños».

Alejados de la cama

Cabado propone pequeñas medidas para evitar las radiaciones y campos magnéticos en el domicilio, sobre todo por la noche. Así, recomienda mantener los teléfonos inalámbricos y móviles -la frecuencia de ambos es la misma- alejados de la cabecera de la cama, al igual que radiodespertadores conectados a la red eléctrica y lámparas. El desgaste de los muelles o estructuras metálicas de colchones y camas también puede producir un campo electromagnético que afecte al descanso y a los órganos.

Los expertos recomiendan apagar el wifi durante la noche y mantenerlo alejado de dormitorios. En cuanto a los electrodomésticos, se aconseja que no estén junto a una pared que linde con ellos, especialmente si coincide con la cabecera de la cama, ya que son una fuente importante de ondas electromagnéticas de baja frecuencia.«Aunque mucha gente no lo sabe», las cocinas de inducción producen potentes campos y las vitrocerámicas por resistencia los generan de menor nivel.

Las antenas de telefonía emiten ondas en frecuencias entre 900 y 2.000 mHZ, pero«aunque importa la distancia a la que se encuentren, es más importante su orientación», concluyen los técnicos.