EL ADN

Dios

PERE Puigdomènech

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Se anuncia un nuevo libro de Stephen Hawking sobre astrofísica. Los diarios han destacado la conclusión de que, en su opinión, ya no hay necesidad de Dios para explicar el origen del Universo. La relación entre Dios y la ciencia siempre ha sido conflictiva. Tenemos un capítulo más.

A lo largo de la historia, la ciencia ha ido explicando el mundo de forma que otras interpretaciones iban quedando desplazadas. A principios del XIX, el emperador Napoleón pidió al físico Pierre-Simon Laplace un libro sobre lo que se sabía de astronomía. Una vez leído, Napoleón se extrañó de que ni se mencionara la figura de Dios. Laplace le respondió: «Es una hipótesis que no necesito». Esta ha quedado como una de las mejores formulaciones de la forma como afronta el científico la idea de Dios.

Otra cosa es lo que piensen los científicos individualmente. Las estadísticas publicadas a nivel internacional concuerdan en que un 25% cree en alguna forma de ser superior. Esto viene a demostrar que puede resultar compatible ser científico y creer en Dios. Sin embargo, eso no significa que las relaciones sean fáciles. Históricamente iglesias de diferentes confesiones han condenado ideas científicas y algún científico lo ha pagado con su piel. El actual Papado no ha hecho mucho para enterrarlo.

Desde la Ilustración ha habido movimientos activamente ateos basados en concepciones de base científica. El mejor ejemplo reciente es el libro de Richard Dawkins El espejismo de Dios, en el que defiende que las religiones son innecesarias y más bien peligrosas. Entre los científicos actuales, tanto la creencia religiosa como el activismo ateo expresan actitudes extremas. En el medio radica un agnosticismo de base escéptica.

El conflicto es antiguo y no se resolverá de golpe. Por un lado, los científicos no admitirán que desde la religión se quiera influir en temas científicos, como la evolución de las especies o el uso de células madre. Pero por otro lado será difícil que las creencias religiosas de la gente se tambaleen por mucho que algún científico piense que tiene argumentos en contra de la existencia de Dios.