Y Valverde... segundo

El campeón del mundo Kwiatwoski se impone en la Amstel Gold Race, la primera de las tres clásicas de las Ardenas

Imagen de la Amstel Gold Race

Imagen de la Amstel Gold Race / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Alejandro Valverde es el ciclista incombustible. Es el que siempre está donde tiene que estar, el que no envejece, el que pelea por todo... por todo el mundo. Sabe adaptarse a las carreras, situarse, casi siempre bien, como este domingo en Holanda, y también como ha sucedido en la Amstel Gold Race, el que encuentra a un rival, de los que no acostumbran a aparecer tanto como él, los que permanecen más escondidos que él durante la carrera, y el que lo vence. Todos contra Valverde. Victoria de Michal Kwiatkowski y Valverde, segundo, en la pelea, como siempre.

Kwiatkowski, justo escribirlo, tampoco es de los que permanezcan al margen de buena parte de las carreras del año. Se le vio, y mucho, durante la París-Niza, y en Valkemburgo ha aparecido lo justo y necesario para imponerse y hacerlo vestido con el jersey arcoíris de campeón del mundo para demostrar que es una tontería la farsa de que este 'maillot' maldice a su portador.

La clásica de la cerveza

La Amstel Gold Race fue la clásica de la cerveza, en su 50 edición, la principal carrera ciclista de Holanda, la que asciende todo lo que se puede subir en un lugar llamado Países Bajos, corrida bajo el sol, controlada por el Movistar, donde el BMC trató de reeditar la victoria de hace un año de Philippe Gilbert, ha sido la primera de las tres grandes clásicas de las Ardenas, el miércoles llega el turno de la Flecha Valona y el próximo domingo de la Lieja-Bastoña-Lieja, sin duda, la de mayor prestigio de las tres.

¿Qué hizo mal Valverde? Nada. Su equipo controló la prueba y supo coordinarse en administrar el trabajo cuando otras escuadras llevaron el timón de la prueba; BMC, sobre todo, pero también Orica y hasta Tinkoff. Supo sosegarse con la arrancada salvaje de Gilbert en el muro de Cauberg. Lo vigiló y lo controló, para capturarlo cuando el belga, por necesidad física, tuvo que domar su impulso fiero. Y peleó en el esprint, sin ser, seguramente, el máximo favorito para la victoria final. Puntos de oro para Valverde en lo que más que un afán es una meta a la que llega por su regularidad en las grandes carreras. El ciclista murciano terminó hace un año como número uno de la clasificación mundial y esta temporada tiene muchos números para repetir la proeza. El miércoles aspira a repetir el triunfo de hace un año en la Flecha Valona y el domingo a mejorar la segunda plaza del 2014 en Lieja. Si gana será el tercer triunfo en la sensacional 'Doyenne'.