Landa mima a Froome en el Galibier

Solo Aru cede en la general del Tour de Francia donde Urán y Bardet empatan a tiempo, con Contador al ataque

Mikel Landa por delante de Chris Froome, en la primera etapa alpina

Mikel Landa por delante de Chris Froome, en la primera etapa alpina / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BRIANÇON (Enviado especial)

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Con mimos se trabaja mejor. Sabiendo que la rueda, la de Mikel Landa, siempre está cerca y dispuesta a entregarse en cuerpo y alma, Chris Froome vuela hacia su cuarto Tour. Ya solo le queda una etapa complicada en los Alpes, la reina, este viernes en lo alto del Izoard. Allí quiere ganar y seguramente, allí, el sacrificio del ciclista vasco del Sky deberá ser tristemente necesario aunque él sigue soñando con acompañar en el podio a su jefe de filas, un Froome que debería invitarlo a pisar, al menos con un pie, la primera plaza del cajón de los Campos Elíseos.

Sin Landa este Tour sería distinto. Sin LandaFroome lo habría tenido más difícil, y a lo mejor casi imposible con rivales que le pisan los talones como nunca había ocurrido. Solo Fabio Aru, en una ronda francesa donde Rigo Urán, ahora segundo, se siente cada vez más gigante, cedió en el Galibier. Tan solo el corredor sardo, todavía vivo en la general, dio síntomas de fragilidad, mientras Romain Bardet mostró su cara agresiva para mayor alegría de Emmanuel Macron, el presidente francés, que siguió su ofensiva desde el coche de Christian Prudhomme, el director del Tour.

Mientras Alberto Contador buscaba su día de gloria desde la Croix de Fer, el Sky se mantuvo fiel a su esquema. Todos alrededor del jefe, todos relevándose para protegerlo y para hacerle también el camino más fácil a Landa quien, por cierto, circulaba por las cuestas alpina sin sentir las plácidas sensaciones de días anteriores. No es que sufriera, ni mucho menos, porque si no ni habría podido mimar a Froome ni lo habría acompañado hasta la meta, pero no notaba la frescura de otras etapas. Y aún así, después de que su gran protector, Michal Kwiatkowski, encargado hasta de recoger el avituallamiento al británico, dijera basta en el Galibier y Nieve, el otro Mikel de los británicos, ofreciera casi el último aliento a favor de su líder, Landa tuvo que vestirse con el mono de trabajo, olvidarse de cualquier lucimiento personal y ponerse al servicio del jefe que sabía que con el ritmo de su compañero vasco el esfuerzo para atacarlo sería un imposible.

Landa es mucho Landa y su pedaleo por el Galibier magnificaba cualquier reacción. Había que superarlo. Y eso no estaba ni al alcance de Bardet, el más bravo de los contrincantes de Froome por las cuestas alpinas. Urán se centraba en marcar a quienes ahora son sus compañeros de podio y Aru sufría tanto, tanto que se descolgaba cada vez que Bardet aceleraba. ¿Y Froome? Pues Froome como si nada, como el patrón vestido de amarillo que ahora y siempre sabe cómo se controla el Tour.

SENSACIONES IRREGULARES

“No he tenido las sensaciones de otros días pero estoy contento porque el ritmo ha sido fortísimo y he podido aguantar con los mejores”, confesó Landa en la meta de Serre Chevalier. “Mañana en el Izoard, Froome dará un golpe de autoridad. Solo espero poder acompañarlo en el podio de París. Pero no es tarea fácil”.

Y no lo es porque, tradicionalmente, a Froome, cuando se propone ganar una etapa, coronarse en una cima, le gusta que su compañero más fuerte le marque el camino. Si así ocurre en el Izoard el sacrificado no puede ser otro que Landa, aunque también es cierto que en los tiempos de Richie Porte, cuando el australiano era el gran hombre de confianza de Froome, conseguía llegar segundo a la estela de su jefe de filas.

A RITMO DE FROOME

El Tour avanza al ritmo de Froome. “Me siento mucho mejor que en los Pirineos”, confesó tras cruzar la meta en tercera posición, en una etapa ganada por Primoz Roglic, el primer esloveno que triunfa en el Tour. Pero no se puede fiar porque ahora, ver para creer, tiene a dos ciclistas empatados a tiempo, el segundo y el tercero de la general, a solo 27 segundos. ¿Por qué Urán es segundo y Bardet tercero? Por 4 centésimas favorables al colombiano recogidas como si fueran setas en la contrarreloj inicial de Düsseldorf. Ver para creer, tras 3.012 kilómetros y 17 etapas el segundo y tercero de la general están marcando el mismo tiempo y Froome casi sintiendo el aliento de ambos.

CONTADOR, INCONFORMISTA

En una jornada en la que volvió a primar el descenso hacia meta, en el que Aru no consiguió enlazar con el resto de contrincantes para ceder 27 segundos, Contador fue el gran animador, el que demostró que su carácter indomable sigue fiel a su estilo. Atacar para morir. Da igual. Pero atacar y no rendirse para batir incluso el récord de escalada en la Croix de Fer. Puede, solo puede, que este sea su último Tour, pero si este viernes se le ve otra vez al ataque no será un espejismo si no una realidad en una ronda francesa donde Landa mima a Froome y todo está todavía por decidir.

Todas las clasificaciones en la página oficial del Tour.