Perico y sus batallas

En los 80, Pedro Delgado fue un símbolo del deporte español. Aunque quedó para la posteridad su lucha en el Tour (ganó el de 1988), también puso a la Vuelta, con dos triunfos, en el primer plano deportivo, sobre todo en 1989.

Perico Delgado, en una imagen de sus tiempos en activo.

Perico Delgado, en una imagen de sus tiempos en activo.

SERGI LÓPEZ-EGEA / PUEBLA DE SANABRIA

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La caravana estaba aparcada junto a la casa donde murió Isabel I de Castilla, conocida como la Reina Católica. Y se movía, madre mía, cómo se movía. "Como si estuviésemos en una atracción animada. Perico no podía ni orinar y mucho menos acertar con la probeta". Perico, para todos, Pedro Delgado Robledo en su carnet de identidad (Segovia, 1960) acababa de ganar la contrarreloj que partió de Valladolid y finalizó en Medina del Campo de la Vuelta de 1989, con lo que había asestado un golpe de autoridad a la clasificación general, sobre todo ante su rival colombiano del Kelme, Fabio Parra, el mismo que un año antes había luchado con él por la victoria en el Tour.

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Quien recuerda la anécdota es Francis Lafargue, que fue primero el relaciones públicas en el conjunto Reynolds para convertirse más tarde en el traductor --de hecho uno de los primeros jefes de prensa-- del conjunto Banesto, en los años de dominio de Miguel Induráin en el Tour cuando el francés era la lengua principal en el mundo del ciclismo. Prosigue Lafargue. "La caravana servía de control antidopaje y se movía de lado a lado y hasta temimos que volcara. La gente había enloquecido mientras Delgado trataba de orinar. '¡Perico, Perico!' chillaba la muchedumbre. La Vuelta de 1989 fue impresionante, tenía al público estaba entregado. Ni siquiera con Induráin volví a ver una cosa igual".

EL AÑO DESPUÉS DEL TOUR

"1989 --ahora ya habla Delgado- fue mi mejor año ciclista. Iba hasta sobrado, ni antes ni después, ni siquiera el año anterior, cuando gané el Tour, anduve tan bien. Recuerdo que en las primeras etapas de la Vuelta corría con el freno de mano puesto porque con José Miguel Echávarri, que era el director, habíamos quedado en que Induráin era el jefe de filas y yo participaba para preparar el Tour».

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El Tour de 1989, con Perico en la tercera plaza en París, fue el del despiste de Luxemburgo. Y a buen seguro, de no producirse ese desliz, hoy tendría dos triunfos en los Campos Elíseos. Pero eso es otra historia.

En 1989, "yo llegué a la Vuelta con la gente entregada a mí, porque venía de ganar el Tour. Todo el mundo quería que lograra una segunda victoria tras la conseguida en 1985, pero hasta que Miguel se vino abajo en el Fito, camino de los Lagos de Covadonga (casualmente el mismo lugar en el que el corredor navarro puso fin a su carrera deportiva en 1996) yo no tomé la responsabilidad en el equipo. Y lo que fueron las cosas, una vez me puse con el jersey amarillo de líder (ahora es rojo pero entonces era del mismo color que el del Tour) comenzaron mis problemas. Cedí en Pajares. Había perdido la finura, hasta que llegó Medina del Campo y gané la contrarreloj. Luego tuve que controlar a Parra en la sierra de Segovia".

Allí le ayudó un ciclista soviético, Ivan Ivanov, a quien la prensa de la época, sobre todo las emisoras de radio, bautizaron como 'El Correo del Zar'. "Y, aunque muchos creyeron lo contrario, me ayudó voluntariamente, sin que yo se lo pidiera". Se captó al día siguiente, con la Vuelta sentenciada, a Delgado dándole un sobre a Ivanov. "Creí que mi obligación era agradecerle el gesto con un sobre... y es verdad que además había una tarjeta. Le puse mi dirección y le daba las gracias".

Entre 1982, su debut en la ronda española, y 1994, el año de su retirada, Delgado solo se perdió dos ediciones de la Vuelta, las de 1988 y 1991, en las que se decantó por el Giro. En esa época, la Vuelta se corría entre los meses de abril y mayo. "En 1988, decidí acudir a la salida de la Vuelta en Canarias, aunque no participaba, y allí anuncié que la correría para la cadena SER". José María García, al frente de Antena 3 Radio, no se lo perdonó  y consideró el gesto como una traición a España. Prohibió a sus colaboradores que citaran el nombre del conjunto Reynolds, que pasó a denominarse en su emisora como "el equipo de Navarra". Un año después, con Perico, de amarillo, aclamado por sus paisanos en las destilerías DYC, a las afueras de Segovia, García, considerado como un enemigo por la hinchada periquista, efectuó una retransmisión inolvidable desde el interior del helicóptero de su emisora sobre los cielos del famoso acueducto. 

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Pedro Delgado","position":"ganador de las vueltas de 1985 y 1989","text":"En 1984 ya pude ganar la Vuelta. Me puse por primera vez l\u00edder en una gran ronda y no s\u00e9 qu\u00e9 habr\u00eda pasado si no me caigo en la \u00faltima contrarreloj\""}}

EL ATAQUE DE 1985

"Mi primer triunfo llegó en 1985 con mi ataque, junto a Pepe Recio, en la misma etapa, la que finalizaba en las destilerías DYCRobert Millar, que era el líder, y sobre todo su director, se despistaron y dejaron minutos a mi escapada, al considerar que ya no era peligroso en la general". Abrió los informativos televisivos y radiofónicos de la época, primera plana en todos los periódicos de 1985. "Y ya pude ganar la Vuelta de 1984. En Rasos de Peguera me puse por primera vez en mi carrera líder de una carrera grande. Y otra vez el Fito, camino de Covagonda, fue clave en la carrera. José Luis Laguía, mi mejor referencia en la montaña, puso un ritmo tan fuerte que me fundió y subiendo los Lagos exploté. Pero, cuidado, porque en la última contrarreloj, en Torrejón de Ardoz, ganada por Julián Gorospe, yo iba marcando mejores tiempos que él hasta que me di un porrazo. De no haberme caído, y manteniendo el ritmo que llevaba, habría hecho mejor tiempo que Eric Caritoux, el vencedor final, y habría logrado un año antes mi primera Vuelta".

HINAULT ATACA EN SERRANILLOS

Tampoco olvida la ajetreada edición de 1983, la que quedó marcada por el fantástico ataque de Bernard Hinault en Serranillos, camino de Ávila, una ofensiva, todo o nada, contra un joven Gorospe, el jefe de filas de Perico en el Reynolds. "En Sabiñánigo cayó una nevada y se neutralizó parte de la etapa. Con el frío me resfrié y ya no anduve bien. Gorospe fue el líder hasta que Hinault sacó el látigo". Delgado subía a su aire y tranquilo por Serranillos. "Y allí, en plena ascensión, me encontré a Gorospe, que estaba hundido física y mentalmente. Fuimos varios del equipo con él, a ritmo tranquilo y dándole ánimos para que no abandonara. En 1990, también Gorospe pudo ganar la Vuelta que se llevó Marco Giovannetti". Delgado tuvo que salir al rescate de su equipo. Pero ya era tarde. Le faltó minuto y medio para ganar su tercera Vuelta, la carrera que comenta cada día por TVE.