Contador asume su error en los Lagos y anuncia que no se rinde en la Vuelta

El ciclista madrileño se prepara para una misión casi imposible ante Quintana, Froome y Valverde

Alberto Contador, en el centro, junto a Nairo Quintana y Omar Fraile, a la derecha, durante la ascensión a los Lagos

Alberto Contador, en el centro, junto a Nairo Quintana y Omar Fraile, a la derecha, durante la ascensión a los Lagos / periodico

SERGI LOPEZ-EGEA / GIJÓN

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Los errores se pagan y, en ocasiones, no hay forma ni de corregirlos ni de mirar atrás. Y eso bien lo sabía este martes (primera jornada de descanso de la ronda española) Alberto Contador, mientras se preguntaba una y otra vez por qué se había calentado en la Huesera, tramo duro como pocos de la ascensión a los Lagos de Covadonga. Si pudiera retroceder en el tiempo habría subido más tranquilo, a rueda de los Movistar, pendiente de que Chris Froome, descolgado, no remontara y a no ofrecerle en bandeja a Nairo Quintana la ocasión para irse en solitario y vestirse con el jersey de líder.

Contador le daba vueltas a la Vuelta mientras se cortaba el pelo en Gijón, mientras Chris Froome, en Oviedo, atendía a la prensa para insistir que si está aquí es para ganar, que escala de la única manera que sabe hacer y que tiene cierto temor a la tercera semana de carrera tras el trajín del Tour y los Juegos de Río.

Mientras Contador estaba en la peluquería, Alejandro Valverde y Quintana, con el resto del Movistar, tomaban un café también en Gijón, más felices, más tranquilos y con la confianza que da a un equipo tener al primero y al segundo de la general. "Ni loco vuelvo a correr el año que viene las tres grandes. Era un reto que tenía esta temporada. Y ya está", les repetía a sus compañeros Valverde, segundo de la clasificación.

Contador, en cambio, se encuentra en una situación que no le agrada y a la que nunca ha estado acostumbrado más allá del Tour. En los Giros que ha ganado nunca ha tenido que remontar y de sus tres triunfos en la Vuelta; en dos (2008 y 2014) siempre fue por delante y cuando tuvo que reaccionar (Fuente Dé, 2012) lo hizo ante un solo corredor, Purito Rodríguez, al que consiguió destronar con un ataque que ha pasado a la historia de la ronda española.

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En la jornada de descanso de Gijón no se vio a un Contador feliz. Era el ciclista algo tristón, que atendía a la prensa y que se alegraba de un hecho: ocurra lo que ocurra, sigue siendo el corredor más aclamado del pelotón. Cuando Juan Mari Guajardo, 'speaker' de la Vuelta, anunció por la megafonía de la cima de Covadonga que Contador había atacado se produjo una especie de éxtasis colectiva. En las salidas, alrededor de su autobús, hay más gente que en cualquier otro vehículo, pero tres minutos parece mucho tiempo, una recuperación imposible para cualquier ciclista que no se llame Contador o Vincenzo Nibali (ausente de la Vuelta). Es un reto complicado porque no solo debe fallar uno, como sucedió con Purito hace cuatro años, si no, tres: Quintana, Valverde y Froome, que demostraron estar más fuertes en los Lagos.

"Estoy a tres minutos y eso lo dificulta todo, pero voy a intentar hacer cosas en esta Vuelta. En los Lagos me equivoqué de táctica. Pero me anima que vengan días duros, que pueden jugar a mi favor. No me conformo con un abandono en el Tour y una mala clasificación en la Vuelta". Así es Contador, incombustible, en una misión casi imposible.

Todas las clasificaciones de la Vuelta, en su jornada de descanso, en la página oficial de la prueba.