Alta Ribagorça

Una T-10 une el Pirineo y Barcelona por solo 14 euros el viaje

El conductor de Alsina Graells Ignasi Gómez ayuda a un pasajero, de nombre Antonio, a poner su equipaje en el autocar que unió ayer El Pont de Suert y Barcelona.

El conductor de Alsina Graells Ignasi Gómez ayuda a un pasajero, de nombre Antonio, a poner su equipaje en el autocar que unió ayer El Pont de Suert y Barcelona.

CARME ESCALES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Moverse en transporte público desde las comarcas pirenaicas de Lleida hasta Barcelona nunca ha sido fácil. Ni económico. La gran diseminación de los núcleos urbanos, la poca población, la falta de alternativa ferroviaria y la distancia desde los puntos de partida hasta la capital catalana requieren viajes de una media de tres horas de duración. Eso, como mínimo, puesto que los habitantes de las pequeñas poblaciones más alejadas de las paradas del transporte, que realiza la compañía de autobuses Alsina

Graells (del grupo Alsa), están obligados a realizar un desplazamiento previo antes de subir al autobús.

Si bien las condiciones orográficas y demográficas no pueden, por ahora, modificarse, al menos las económicas relativas al coste del viaje en autobús sí lo han hecho, y mucho, en beneficio de los usuarios.

Desde el pasado diciembre, el Departament de Territori i Sostenibilitat ha implantado en la Alta Ribagorça la T-10/120, un nuevo título de transporte multipersonal (como la T-10 que en el área metropolitana pueden utilizar diez personas indiferentemente) que permite hacer 10 viajes en 120 días al precio de 14 euros el trayecto. Esta cifra representa el 50% del precio del billete sencillo actual en los trayectos de la línea de autobús gestionada por Alsina Graells, que cuesta 31 euros.

«Vale mucho la pena», indica Mar Moliné, una de las primeras usuarias de la T-10/120. Esta educadora social de 37 años, barcelonesa pero desde hace 10 años afincada en Gotarta -núcleo agregado de El Pont de Suert-, baja a menudo a la capital catalana y desde allí recibe la visita, también frecuente, de sus familiares. «El pasado fin de semana subieron mi madre y mi hermana y con este abono se ahorraron algo más de dos viajes», puntualiza Moliné. «Por el precio de 31 euros y pico del billete normal en bus, depende del coche que tengas, puedes subir y bajar», añade. «Imagínate para los estudiantes, que, al coste del alojamiento y la manutención en Barcelona, tenían que añadirle más de 60 euros semanales del bus, ahora este abono les va muy bien», precisa.

EQUILIBRIO TERRITORIAL / «Potenciar el uso del transporte público, en este caso mediante la reducción del precio del billete, es una de las medidas que nos ayudan a cohesionar e integrar los diferentes territorios del país», declara el director general de Transports de la Generalitat, Pere Padrosa. «Y en comarcas como las pirenaicas, con mayor preponderancia del uso del vehículo privado, estimular el viaje en transporte público es un objetivo social que revierte en la calidad de vida del usuario, en el medioambiente y en la calidad del servicio, puesto que, cuantos más usuarios, mejor y más estable es», añade Padrosa.

«No es justo que implantemos títulos integrados de transporte solo donde se concentra la masa crítica de la población, como el área metropolitana de Barcelona. El menor uso del transporte público en una zona no justifica que el Govern no apueste en ella por el transporte público», concluye el director de Transports.

«El usuario de autobús en el Alta Ribagorça es básicamente estudiante universitario, como en el resto de comarcas donde ya se aplica este mismo abono, que son el Berguedà, el Alt Urgell, el Solsonès, la Cerdanya, el Vall d'Aran, el Pallars Sobirà y el Pallars Jussà. En ellas, la T-10/120 ha incrementado los viajes un 65%», afirma el gerente de Alsa, Joan Martí.