Baix Ebre

El Ebro seduce cada año a nuevos turistas fluviales

Más de 31.000 personas utilizan cada temporada algún tramo del río en las diferentes embarcaciones que lo surcan. Las intensas lluvias retrasaron la reapertura del cauce hasta el pasado 14 de abril

Una embarcación a remo navega por las aguas del río Ebro a su paso por Tortosa.

Una embarcación a remo navega por las aguas del río Ebro a su paso por Tortosa.

SÍLVIA BERBIS / Tortosa

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L a navegación por el río Ebro gana año tras año interés como propuesta turística. Cada temporada son ya más de 31.000 las personas que se aventuran a recorrer la vía fluvial a bordo de alguna embarcación. Esta cifra incluye solo el tramo dragado entre Amposta y Ascó. Si se le añade el tráfico fluvial en la desembocadura, bastante más masificada, y en el embalse de Riba-roja d'Ebre, especializado en la pesca, el volumen de navegantes, como mínimo, se duplica.

Las empresas de servicios que han nacido en los últimos años entorno a la vía fluvial, y el Institut per al Desenvolupament de les Comarques de l'Ebre (Idece), impulsores del proyecto de navegación, sostienen que van por el buen camino, aunque falta mucho tramo por recorrer para adecuar la navegación a los requerimientos del turismo.

«No buscamos la masificación turística en el río pero hay aún un buen trecho para crecer en lo que respecta a visitantes, ya que aunque la afluencia turística, que mayoritariamente proviene de zonas próximas, se incrementa cada año, tiene todavía un gran potencial, porque el mercado exterior es aún casi testimonial», sostiene Jordi Borràs, director del Idece.

MÁS DEL DOBLE EN CINCO AÑOS / El proyecto de navegabilidad del río Ebro ha experimentado un despegue en los últimos tiempos. Desde el 2008 ha aumentado en 12.000 turistas. Quizá se trataba simplemente de adaptar las embarcaciones al río en lugar de insistir en la idea inicial, que pasaba por adaptar el río a las barcas, por lo que se invirtieron cuantiosos esfuerzos económicos en dragar el cauce para conseguir calado. Es lo que se llama vía navegable. Sin embargo, en realidad el grueso de navegantes son piragüistas (11.000), y buena parte del resto optan por comprar tíquets de paseo en las embarcaciones públicas que ofrecen recorridos programados, tres de ellas laúdes (El Roiget,en Ascó;El Benifalletenc.en Benifallet, yEl Sirgador,en Tortosa), y en todo caso barcas de poco calado que apenas precisan profundidad.

La navegación por el Ebro tiene otros condicionantes. Sobre todo, la apertura de la temporada depende del caudal. Este año, excepcionalmente, la elevada aportación hídrica del Ebro durante los primeros meses, que ha marcado límites históricos, impidió inaugurar la campaña en Semana Santa, como es habitual. La apertura se demoró hasta el 14 de abril. Pero el sector ya está recuperando los días perdidos, aunque plantea la necesidad de avanzar en dos direcciones para ganar adeptos: «Dotar de servicios y equipamientos la vía navegable, porque hay aún importantes carencias, y en segundo lugar, tiene que haber más esfuerzo en promoción», sostiene Lluís Ferré, responsable de Beniemocions, una de las empresas de alquiler de piraguas, en Benifallet.

«Tenemos previsto un proyecto que no precisa una gran inversión, pero permitiría dotar los embarcaderos de duchas, lavabos, bares, almacenes para guardar las piraguas... Nos hace mucha falta -apunta Borràs-. Estamos convencidos de que esta actividad puede contribuir al desarrollo económico de la zona y ser compatible con la sostenibilidad que emana de un paisaje natural como es el río».

Si bien la experiencia fluvial asegura relax, cada año hay una oportunidad para hacer de ella una fiesta: la Baixada Bogant per l'Ebre que el Idece organiza el 7 de julio y que atrae a un millar de navegantes.