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El Observatori del Paisatge define 135 zonas a preservar

El consorcio público con sede en Olot realiza siete inventarios con la ayuda de universidades para detectar amenazas y plantea soluciones. Los planes municipales ya incorporan las propuestas

Joan Nogué, director del Observatori del Paisatge, con sede en Olot.

Joan Nogué, director del Observatori del Paisatge, con sede en Olot.

RAÜL MUXACH / Olot

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debemos ser capaces de vivir y producir en un paisaje de calidad, compaginar desarrollo económico con los valores inherentes al paisaje», huir de «paisajes banalizados y homogeneizados» fruto de planteamientos del pasado que «confundieron el negocio turístico con el inmobiliario». Así resume el catedrático de Geografía Humana de la Universitat de Girona, Joan Nogué, la filosofía del Observatori del Paisatge, el consorcio público, pero con sólidos lazos en el campo privado, que dirige desde Olot y que vela por factores estratégicos para un país turístico como la salud natural y cultural.

El Observatori del Paisatge hace un trabajo de concienciación ciudadana, pero también quiere influir a los que toman decisiones sobre el territorio con herramientas como los Catálogos de Paisaje de Catalunya. Son siete extensos inventarios realizados durante cuatro años en colaboración con varias universidades que detallan las amenazas y potencialidades de cada zona y proponen actuaciones concretas, muchas recogidas en procesos de participación ciudadana. Esta información se funde en un solo mapa de Catalunya en el que los especialistas han definido 135 enclaves con personalidad propia sobre los que actuar.

Ya están aprobados los catálogos de Tarragona, Girona, Terres de l'Ebre, Lleida, Alto Pirineo y Aran y dentro de poco se dará el visto bueno a los dos últimos, el de la Regió Metropolitana de Barcelona y el de las Comarcas Centrales. Según Nogué, las recomendaciones que se hacen en estos documentos ya figuran en planes urbanísticos municipales de reciente aprobación y también inspiran actitudes nuevas. Un ejemplo es la zona de L'Albera (Alt Empordà), donde cinco municipios que forman parte de un mismo paisaje (Els Aspres) aunarán estrategias para gestionar un bien natural común haciendo desde algo tan simple como rotular igual los caminos hasta intentar coordinar su crecimiento de población. Nogué apunta que esto irá a más.

Los catálogos de paisaje han sido una tarea ingente pero Nogué considera que apenas son un «vermut», un punto de partida para llegar a lo que ya han conseguido otros países como del norte de Europa y también Italia, Francia y Suiza, donde «tienen claro que paisaje es algo más que naturaleza, que es una suma de elementos naturales y culturales» y que «existe un paisaje urbano y otro industrial». En ese sentido, no duda de que muchas de las industrias de principios del siglo XX que están actualmente abandonadas pueden constituir un recurso turístico de primer orden.

Pero para que esta concepción del medio realmente sea un punto fuerte del sistema productivo «tiene que ir muy ligada a una gastronomía o a la venta de productos locales de calidad». En definitiva, añade, «se trata de ser lo más auténticos posible, de no decepcionar» para que el visitante repita.

No es casual que la sede del Observatori del Paisatge esté en la Garrotxa, una zona con larga tradición de defensa del paisaje y un buen ejemplo de lo que persigue la institución. Sus volcanes y La Fageda d'en Jordà son parque natural y la Alta Garrotxa es, toda ella, una zona de interés natural capaz de convivir con un activo tejido industrial. Otra lección que aporta esta comarca, en opinión de Nogué, es que a pesar de los cambios políticos «los principios básicos se mantienen» y eso es «fundamental para hacer un trabajo que necesita tiempo para dar fruto».