MANTENIMIENTO Y SEGURIDAD VIAL
Carreteras blancas
Como el barco que se abre paso entre icebergs en la Antártida, la máquina quitanieves que conduce Jaume Gallart en elPallars Sobiràse abría camino semanas atrás entre bloques de nieve de más de cinco metros de altura, en la C-28, en elPort de la Bonaigua. «Espectacular». Así define su trabajo este pallarés de Esterri d'Àneu. «Ves cosas que solo podemos ver nosotros desde el camión quitanieves. El que viene detrás ya no las ve», apunta.
Gallart lleva 14 años trabajando con máquinas quitanieves. «Es un camión como otro, pero con una cuña delante para apartar la nieve. Y tenemos otro vehículo, la dinámica, para cuando hay mucha nieve acumulada. Lleva una turbina que expulsa la nieve hacia donde tú quieres», detalla.
El equipo que mantiene las carreteras pirenaicas transitables, del que forma parte Jaume Gallart, se coordina desde el Parc de Conservació de Carreteres deEsterri-Viella, con base en los dos municipios. En él trabajan una veintena de personas, de las que seis del 15 de noviembre al 15 de abril, realizan turnos las 24 horas con alguna de las 15 máquinas con las que cuentan para ayudarles a mantener las vías en condiciones óptimas para circular por ellas. Eva Batalla está al frente del grupo, que concentra su actuación en 164 quilómetros de carreteras repartidos entre elPallars Sobirà, elVall d'Arany laAlta Ribagorça.
Climatología y orografía hacen del Port de la Bonaigua (C-28) uno de los puntos más susceptibles de acumulación de nieve y riesgo de aludes. Por ello, el Departament de Territori i Sostenibilitat estudia medidas de refuerzo especiales para minimizar la afectación de todo ello a la circulación, como la instalación de barreras antialudes y viseras en los tramos con mayor riesgo de acumular nieve. «Desde Esterri trabajamos en coordinación con el Centre de Predicció d'Allaus del Consell Generau d'Aran. Ellos tienen localizados los puntos de riesgo y en qué condiciones se pueden producir los aludes», explica Batalla.
Evaluar el riesgo
«Cada mañana recibimos un parte de riesgo de nevadas, viento, temperaturas y aludes. El riesgo de alud se evalúa en cuatro grados: con el bajo y moderado, se puede circular; con el grado alto se valora, en función de la previsión del tiempo, si se puede circular, y si el grado es muy alto, no es recomendable transitar ni podemos trabajar nosotros en ella», describe el responsable delServei Territorial de Carreteres de Lleida, Jordi Benet.
Entre sus misiones está la de «organizar, coordinar y supervisar la conservación de los viales y sus elementos funcionales», explica. Para ello, realizan trabajos preventivos, de limpieza y curativos. Entre estos últimos está la actuación de las máquinas quitanieves que este invierno han trabajado a tope. «realmente, ha sido un invierno excepcional», dice.
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