ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DE ARTE Y FIGURINISTA, CON TRES PREMIOS MAX Y TALLER EN GANDESA

Antonio Belart: "En Gandesa encuentro paz y concentración"

Director de arte galardonado 8El escenógrafo Antonio Belart, en Madrid, el pasado 1 de agosto.

Director de arte galardonado 8El escenógrafo Antonio Belart, en Madrid, el pasado 1 de agosto.

SÍLVIA BERBIS
GANDESA

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Lo suyo es un reencuentro en la madurez, como un amor que se abandona púber y se redescubre a los 50 sin prisas, intenso. El director de arte y figurinista Antonio Belart (Gandesa, 1957) ha caído de nuevo embrujado por la Terra Alta, la tierra que le imprimió sus recuerdos de niñez. Dejó Gandesa con apenas 10 años, creció, aprendió y muestra con talento lo aprendido. Con tres Premios Max bajo el brazo, y más recientemente con el Gaudí 2010 por la dirección artística de The Frost, su timbre de voz delata que disfruta en cada regreso a su tierra.

-¿De qué color vestiría la Terra Alta? 

-Tendría que utilizar dos: el verde y el rojo. El verde de las viñas y los olivos y el rojo de esa tierra seca que de repente parece de sangre y vino.

-Ahora que ha vuelto, ¿qué ha redescubierto en esta comarca?

-Me he montado un estudio en Gandesa, donde encuentro paz, concentración y a mí mismo. He redescubierto a mis amigos de siempre, a la gente, lugares que me fascinaron, paisajes fantásticos, y me he reencontrado con el futuro.

-¿De qué premisas parte para diseñar un buen vestuario?

-Hay que tomar en consideración que todos los figurinistas somos creadores a partir de un encargo. Después, yo realizo un trabajo exhaustivo con el director y estudio el texto. A partir de entonces puedo optar por ser más realista, más abstracto, o tirarme de la moto, pero siempre queda una puerta abierta que se concreta cuando conozco quién va a ser el actor. La forma la da el personaje.

-¿Le importa adaptarse a los cánones estéticos de la obra y su contexto histórico?

-Intento ser yo quién condicione la estética. Es agradable trabajar con rigor histórico, pero yo disfruto mucho con los anacronismos, sacando cosas de contexto se me excita el estómago, se me revuelve la mente y desprendo agresividad sobre el papel. Sin embargo, en la dirección de arte, sin dejar de lado mi sello, soy más realista.

-Ha trabajado con directores como Albert Boadella, Mario Gas, Rafel Amargo, Vicky Peña… En general, ¿le dejan espacio para crear?

-Cada director es un mundo pero me siento afortunado porque siempre, aunque me provoquen, suelen buscar mi visión. Luego a menudo tengo que luchar por defenderla, con el director primero, y después con el actor.

-¿Si tuviera que premiar a un pintor como director de arte por sus cuadros a cuál escogería?

-Como pintor me fascina El Bosco porque te sumerge en un universo muy rico. Por el tratamiento del color, al Greco. Por las formas, al Veronés...

-¿Se atrevería a decir cuál es la película peor vestida de la historia?

-Ahora mismo estoy pensando en un par bastante recientes cuyo vestuario es de bofetada. Pero prefiero no decir los títulos por razones obvias.

-En general, ¿a qué sector le aplicaría una renovación estética?

-Al político. Tiene adoptada una forma que es una tremenda mentira, como si no hubiera evolucionado. Son caballeros medievales con una coraza que es un engaño. Cada uno tiene que vestirse de sí mismo, pero para poder hacerlo se tiene que conocer bien.