CONTRACrónica

Marcar distancias

Escalera noble 8Junqueras y los ciudadanos con quien departió el pasado lunes, en el Palau Macaya.

Escalera noble 8Junqueras y los ciudadanos con quien departió el pasado lunes, en el Palau Macaya.

XABIER BARRENA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quiso la providencia que el encuentro de Oriol Junqueras con los ciudadanos se produjera al día siguiente de la formalización del pacto entre CiU y PSC por BCN World. A lo largo de las dos horas de conversación, el líder de ERC fue vertiendo frases y medias frases que, leídas todas de golpe, dan a entender que las relaciones con  CiU no pasan por el mejor momento. Y que no parece que eso le preocupe en exceso. Junqueras marcó distancias tanto con CiU como con PSC, pero no buscando pasadas equidistancias, es decir, escondiendo a quién podría prestar apoyo, sino juntándolos en un único paquete (que se podría etiquetar de vieja política) y a ante el que opone las formas y fondos de ERC.

Las relaciones entre CiU y ERC se han ido erosionando desde que en diciembre se firmara el pacto por la pregunta y la fecha de la consulta, entre ambos e ICV-EUiA y CUP. La negativa de los republicanos ha trazar una lista conjunta con la federación para las europeas supuso un punto de inflexión: «Damos apoyo a un Govern con quien no lo compartimos todo. Por ejemplo la externalización de la comercialización de TV-3 y BCN World. No estamos en contra de este proyecto en Tarragona, sino de cómo se hace. Cada vez que los intereses del poder están en peligro, los partidos de toda la vida, los del establishment, se ayudan. A veces CiU da la espalda a la mayoría parlamentaria que sustenta el Govern y busca otras mayorías. La sociovergencia [el entendimiento entre CiU y PSC] ha sido una experiencia muy habitual en Catalunya y la federación tiene toda la legitimidad para insistir en ella», se despachó Junqueras ante los ciudadanos.

¿Hasta dónde puede llegar ese entendimiento entre convergentes y socialistas? Por lo que dijo en el Palau Macaya no parece preocuparle demasiado. Y es que ante la imposibilidad de decidir el montante global de los presupuestos catalanes, algo que depende del Ministerio de Hacienda, que es quien pondera si pagar o no los atrasos pendientes y el que calcula cómo y cuándo se van facilitando adelantos a cuenta, un pacto sociovergente poco o nada podría hacer. Más allá, por supuesto, de aumentar el porcentaje destinado a política social que, ahora mismo, después del pacto CiU- ERC se halla en el 72%.

Primarias «en serio»

Junqueras echó mano del discurso sutil, diríase que vaticanista, para redundar en el duelo entre lo viejo (CiU y PSC), lo nuevo (ERC): «Esquerra no tiene ningún condenado ni imputado por corrupción. Es desesperante que haya partidos con centenares de imputados que sigan ganando elecciones»,  en una referencia que alcanza, incluso, al PP.

Todo dicho sin citar a nadie. Para, minutos después, añadir: «Ha habido pactos entre CiU y el PSC, como por ejemplo, en cuanto a las conclusiones de la comisión sobre la corrupción en la sanidad catalana». Establishment y omertá. Lo viejo.