EFECTOS DEL AUGE SOBERANISTA

Duran escenifica con Mas un paso atrás sin rupturas en CiU

Josep Antoni Duran Lleida, ayer, detrás de Artur Mas, en la sede  de Unió tras la reunión de la ejecutiva de CiU.

Josep Antoni Duran Lleida, ayer, detrás de Artur Mas, en la sede de Unió tras la reunión de la ejecutiva de CiU.

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Desde hace meses, las discrepancias de Josep Antoni Duran Lleida con la hoja de ruta soberanista de CDC hacían que su función de secretario general de CiU tuviera poco sentido: se trata de un cargo vacío pero al mismo tiempo representativo, porque debe abrazar la opinión de los mal avenidos socios de la federación. Que Duran no ve claro el llamado proceso es una evidencia tan manifiesta como que al president Mas no le convienen fugas de agua internas en su navegación hacia la Ítaca soberanista. Así las cosas, y atendiendo a la tradicional tendencia de CiU a minimizar el conflicto, estaba cantado que la crisis interna se escenificaría sin tensión. Duran dejó el cargo sin dar otra explicación que la del relevo de personas (que no aplica a sus otras responsabilidades en Madrid y en Unió) y Mas compareció con él para dibujar una de esas frases de molde: «No siempre hemos estado de acuerdo en todo, pero siempre nos hemos acabado poniendo de acuerdo en todo». Y fin de la crisis.

 

ESCENARIO ABIERTO / El acuerdo tiene tres componentes. El primero, retorcer las evidencias tanto como haga falta y negar una y otra vez que esta decisión tenga que ver con el independentismo. El segundo, que pese a las advertencias de dirigentes de CDC como Josep Rull, Duran podrá mantener su puesto de portavoz de CiU en el Congreso y de presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara. Cargos, en especial el primero, donde actúa en nombre de la federación. ¿Por qué dejar entonces de representar a esta fuerza política en un ámbito y no en el otro? No falta quien en CDC asume que con Duran de portavoz en las Cortes esta solución de ayer «chirría».

El tercer vértice del pacto consiste en situar a Ramon Espadaler -leal a Duran, pero sin la carga de crítica a CDC de este- como sustituto. Y, lo más importante, ejercer la tradicional táctica de CiU: «qui dia passa any empeny». Es decir, que si Duran será o no el candidato en las próximas generales es algo que, pese a que CDC da por descartado, ya se decidirá en su momento. Y, si sigue al frente de Unió, ya lo decidirá él mismo en función de un escenario lleno de piezas en movimiento constante.

La ejecución de este pacto duró a penas 15 minutos en la reunión de CiU. Los que tardó Duran en exponer su decisión, mostrarse agradecido y pedir disculpas si alguien se ha visto perjudicado por su gestión. El resto aplaudió. Mas certificó que la decisión es de mutuo acuerdo y propuso a Ramon Espadaler como relevo en la secretaría.

A partir de ahora, Duran gana espacio en su intención de abrir el espacio del centro moderado más allá de las fronteras de Unió. Una tarea que Mas quiso ayer explícitamente avalar para que no sonara a ruptura: «Si Unió amplia su espacio, suma en el catalanismo, suma en el país y suma en CiU».

¿EL PRINCIPIO DEL FIN? / En cambio, dirigentes de CDC opinan que el paso de ayer es el «principio del fin» de Duran «aunque quizá él no lo sabe». Otros en cambio son mucho más prudentes. «Aunque se trata de un proceso de retirada, conociendo al personaje, no es irreversible», opina otro miembro de la ejecutiva.

En cambio, en Unió cunde la prudencia. «Lo que ha hecho Duran es un win win», opina un democristiano. Es decir, gana siempre. Si su retirada es definitiva, el de ayer será leído como un paso inicial coherente. En cambio, si los imprevisibles acontecimientos apuntalan la ya famosa tercera vía, el democristiano puede seguir jugando en primera línea y reivindicar el yo ya lo decía.

A todo ello, ¿qué gana CDC con esta operación indolora? Fundamentalmente, que Mas no tenga fugas de agua internas cara al decisivo otoño. La prueba es que el president subrayó ayer, junto a Duran, la importancia clave de «la cohesión entre las fuerzas catalanas» para «mantener el pulso» frente al Estado.

CDC tiene en Espadaler a un secretario general que sin duda no generará los dolores de cabeza de ciertas declaraciones de su antecesor en el cargo en la federación.

Espadaler, subrayó Mas, tiene la  confianza de ambos partidos y del propio president. Su función en CiU seguirá siendo tan vacua como hasta ahora. Pero con menos carga de tensión. La decisión de Espadaler se ha tomado como es habitual en CiU: en las alturas. Y ahora una conferencia nacional deberá ratificarla formalmente. Será un puro trámite, porque Mas y Duran, en su enésimo pacto de no agresión, decidieron ayer escenificar un relevo tan significativo en clave de futuro como poco explicado sobre su motivo real.