Los finalistas (6). Xavi Hernández

El heredero de Guardiola, la esencia del Barça

Xavi Hernández Creus. Terrassa (Vallès Occidental), 25 de enero de 1980. Lo ha ganado todo.

Con el Barça y con España ha logrado todos los títulos posibles. Llegó con 11 años al club azulgrana, recorrió todas las categorías y debutó en el primer equipo con Van Gaal (agosto de 1998)

El heredero de Guardiola, la esencia del Barça_MEDIA_1

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MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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Hace ya tiempo, Guardiola y Xavi, maestro y alumno, compartieron confidencias para EL PERIÓDICO sin saber entonces (abril del 2001) que el destino acabaría uniéndolos todavía más. Por esa época, y mientras el Barça vivía una época negra, los duros años de Gaspart, ambos eran compañeros. Luego, Pep fue entrenador de Xavi. Y Xavi será un día entrenador, tal vez, de Sergi Samper, el nuevo talento que asoma por La Masia, o cualquier centrocampista, sin importarle estatura, condición física o aspecto... Apenas un par de meses antes de abandonar el Camp Nou por vez primera, Guardiola señaló el camino a Xavi. Un camino del que no se ha desviado ni un solo milímetro en la última década.

Más cruyffista que Cruyff en la fanática defensa de un estilo de juego, más guardiolista que Guardiola, Xavi ha construido un camino de ensueño convirtiéndose en algo más que un futbolista. Es la esencia del Barça, un club que se levantó en el último cuarto de siglo gracias a la obra de los entrenadores (Cruyff, Van Gaal, Rijkaard, Guardiola) sostenida por pilares futbolísticos que no hubieran tenido sentido en ningún otro lugar. «Con otro estilo, ni tú ni yo, Xavi, estaríamos aquí», le dijo Guardiola en las entrañas de un viejo estadio que asistía en silencio al relevo generacional. Después, siete años más tarde, se reencontraron. Uno en el banquillo, otro aún en el campo.

Ahí sigue Xavi, un futbolista universal. De otro siglo. Tal vez de un tiempo que jamás volverá. Nada demagógico con la pelota, dueño de un mapa eterno del partido, sabe por dónde circulará la pelota, con atajos, laberintos y vericuetos incluidos, ingenioso en la elaboración, un pase bueno evita miles de esfuerzos inútiles y abre múltiples soluciones, encantado de seguir jugando en el Camp Nou como si estuviera en la plaza del Progrès de Terrassa. Allí donde comenzó a descubrir el tesoro del balón. Allí donde María Mercè Creus, su madre, le aguardaba cada mediodía sabiendo que la barra de pan se quedaba en el horno porque el diminuto Xavi se quedaba jugando a la pelota, mientras Joaquim, el padre, repartía su sabiduría futbolística por los campos de tierra de Catalunya. «Para mí, el Barça es un sentimiento, como una pasión desenfrenada. Soy culé desde que tengo uso de razón», cuenta Xavi a todo aquel que se le acerca.

Lo hacía en el 2001, en esa deliciosa conversación con Guardiola, que tuvo a EL PERIÓDICO por testigo, o cuando era un niño de Terrassa, de apenas 11 años, que cruzó la puerta del Barça por vez primera. Siempre pensó que hubo jugadores con más talento que él. Pero erró. Siempre creyó que nunca llegaría, pequeño como era, sin fuerza física para sostener el fútbol del nuevo siglo como avanzaban los eruditos. Ingenuos ellos. Los eruditos, claro.

«A tu edad, yo no era tan bueno. Si te dan continuidad, hay Xavi para 10 años», profetizó entonces Guardiola sin saber que estaba equivocándose en la previsión del tiempo. Ha pasado más de una década y Xavi continúa ahí. Esta noche, sin ir más lejos, con el brazalete de capitán en el Calderón jugando otro partido decisivo ante el Atlético de Madrid, nominado a ser el catalán del año para EL PERIÓDICO al protagonizar una carrera de ensueño. «Cruyff me enseñó a leer el fútbol antes de que las cosas sucedan. Si aquí se hubiera impuesto el estilo alemán o inglés, ni tú ni yo estaríamos ahora en el Bar-ça». Triunfó Cruyff y un culé de Terrassa, 34 años, 22 títulos, 7 Ligas, 3 Champions, es el hombre que posee el secreto mágico. Y como también le anunció Guardiola aquella invernal mañana de febrero, cuando el equipo no ganaba nada y ni era referencia de nadie, todo se resume en los ojos de Xavi.

«Es fundamental que el Barça no te deje escapar. En los próximos 10 años, da igual el técnico o el modelo, tú serás clave», le dijo a su todavía compañero. «Tienes algo que no poseen los demás: Ves el fútbol». Ha sido, precisamente, a través de los ojos de Xavi, cuando el Barça ha descubierto la luz. Un fútbol, tan bellamente poético, que ni siquiera él mismo imaginó. Tan hermoso que le toca enfrentarse a diario al recuerdo de un monumental legado, que ha trascendido no por todo lo que ha ganado sino por cómo lo ganó. Si envejece Xavi, envejece el fútbol.