EN 3 MINUTOS

Willy Uribe: «Vamos a la deriva y desarbolados»

Este surfero escribe como un revulsivo ético para estos tiempos de penuria. ‘El último viaje del Omphalos’ (Los libros del lince) es su personal ‘Corazón de las tinieblas’. Hoy participa en BCNegra.

Willy Uribe, en Barcelona.

Willy Uribe, en Barcelona.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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-Cuatro marineros sobreviven en un barco mercante dejado a su suerte por la naviera en quiebra. ¿Cuál es la metáfora? 

-Yo en principio quería hacer una novela de aventuras al estilo Salgari, Verne o Melville, aunque me temo que si pones a la deriva un barco son inevitables las interpretaciones porque el mar es la gran metáfora. Pero preferiría que fuera el lector quien sacara sus conclusiones. No me gusta darle clases de moral a nadie.

-No se suele hablar mucho de los barcos abandonados pero son de una dolorosa actualidad. 

-Pues es algo que viene de lejos. En los 80 cerraron muchas navieras y casos como éste, aunque sea ficticio, no eran raros.

-En diciembre del 2013 usted emprendió en Barcelona una huelga de hambre en apoyo de un extoxicómano rehabilitado. ¿Se filtró aquel estado de ánimo en esta novela?

-La tenía ya escrita, en ese periodo solo hice correcciones. La vinculación es que la novela la escribió el mismo hombre que se cabreó con aquel caso.

-Para un surfero el mar es la libertad.

-Y, sin embargo, no hay nada más claustrofóbico que el mar. Yo lo sé bien porque me he embarcado en mercantes un poco más pequeños que el Omphalos.

-La obra es la cara B de los opulentos 80, una década en la que hoy se sitúa el kilómetro cero de la crisis.

-Yo es que desde que empecé a trabajar siempre he experimentado un sentimiento de explotación brutal. No hay que olvidar que Euskadi vivió una reconversión brutal de la industria pesada y eso nos marcó a todos. El caso es que me aparté deliberadamente de la orgía de consumo de los 90 y cuando se empezó a hablar de los mileuristas, no me parecían nada raro. Este país perdió la referencia del valor del dinero y es una jugada porque ahora vamos a la deriva y desarbolados y unos cuantos canallas están manejando el barco. Y ahora somos los marineros del Omphalos.