a pie de calle <b>cgaya@elperiodico.com</b>

Zumo subterráneo

Un comercio de «comida saludable», ayer en la estación de Universitat.

Un comercio de «comida saludable», ayer en la estación de Universitat.

CATALINA
GAYÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la entrada del metro de Universitat, la que está en la ronda de Sant Antoni, hay una nueva tienda. Sigue el modelo del siglo XX: se ofrece un poco de todo aquello que tiene que ver con los antojos del transeúnte: chucherías, refrescos, helados... La mayoría del tiempo, el dependiente está sentado viendo pasar la vida y a la gente desde el dintel de una puerta imaginaria.

El comercio es de reciente inauguración, como lo son también el quiosco de comida saludable (zumos y frutas al estilo de la Boqueria) y la tienda de degustación de jamón que hay en el vestíbulo de dicha estación. Hace años, allí había un quiosco, pero desapareció como hicieron los estancos, los puestos de loterías o las tiendas de ropa y accesorios hippies. Hoy en día, todo es saludable, léase fruta y zumos, y para llevar. Ambos conceptos están más acordes con una existencia sana, pero apresurada.

Sobrevive en esta estación un establecimiento de una gran cadena comercial que ofrece donuts de todos los colores y café con leche en vaso, si se quiere, de tamaño estadounidense. La clientela de las mañanas casi siempre es la misma y, por subterráneo que sea, es un lugar de encuentro. Dos mujeres hablaban la semana pasada en una de las mesas, no se entretenían mirando a la gente que pasaba con prisas. Con una luz neón, casi de película independiente, se ponían al día de sus vidas.

De vez en cuando, miraban el reloj. Provenían de dos líneas: Maria, de la roja (dirección Fondo) e Isabel, de la lila (dirección Paral·lel). No preguntaba cómo se conocieron por eso de no robarles tiempo, pero me explicaban que quedar ahí, entre líneas, es la única manera de cruzarse una vez a la semana, entre el camino acelerado del trabajo a la casa.

¿Te gusta trabajar en un comercio en el metro?, pregunté hace meses a un chico que trabajaba en una cafetería sin sillas y me dijo que era lo mismo que trabajar arriba, en la calle. Desde entonces, escribo una bitácora de situaciones que se producen en los comercios del metro y de todo aquello que uno puede adquirir bajo tierra. Hoy en día hay, según TMB, 102 comercios abiertos en la red del metro. Antes del 2005, había 121. En el metro de Madrid, hay 37 comercios repartidos en 1.080 metros cuadrados, pero en junio se aprobó un decreto y, en un futuro muy presente, se destinarán 125.000 metros cuadrados  para locales comerciales. En Nueva York, la caótica red de metro es un centro comercial al completo.

En el de Barcelona, hay 37 bares y cafeterías; 24 comercios de chucherías; 19 tiendas de ropa y accesorios; un estanco, un quiosco, un puesto de loterías, una  tienda de souvenires; dos de teléfonos móviles; siete  de comida con degustación, siete más de «productos de conveniencia» y dos tiendas especializadas en algo.

Los comercios de más reciente creación son los de degustación de jamón (en el Clot y en Universitat), los de comida saludable y los de móviles. En Universitat, de hecho, se acumulan las dos tendencias: jamón y comida saludable. Hay también, en ese vestíbulo de tonos púrpuras un fotomatón; dentro de poco será una reliquia del sigo XX.