EXTRAÑO SUCESO EN LA CAPITAL CATALANA

La madre de un 'erasmus' francés que desapareció en BCN en el 2007 vuelve para seguir la búsqueda

En su periplo la mujer ha llegado hasta Nueva Caledonia

Angustiada 8Mireille Lannuzel muestra un cartel con la imagen de su hijo Romain.

Angustiada 8Mireille Lannuzel muestra un cartel con la imagen de su hijo Romain.

ANTONIO BAQUERO / Barcelona

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Nada borra la esperanza de unos padres. Ni las fronteras ni el tiempo. Por eso, aunque han pasado ya cinco años desde la desaparición de su hijo, la madre de Romain Lannuzel ha venido, una vez más, desde Brest (Francia) hasta Barcelona. De nuevo, se ha entrevistado con los responsables de losMossosy con miembros del consulado francés para saber si ha habido algún avance en la investigación. Y, como ya ha hecho otras veces, ha colgado carteles en las calles de Barcelona con la fotografía de su hijo y las señas por si alguien puede facilitar información (mireille.lannuzel@gmail.com y+33 6 21 08 46 63).

El pasado martes se cumplió un lustro desde que el joven Romain, que ahora tendría 25 años, literalmente se esfumó. Fue el 13 de noviembre del 2007. "Había venido con una beca Erasmus para estudiar filología inglesa en la Universitat Autònoma y así mejorar su conocimiento del español. Llegó en septiembre y estaba feliz en la ciudad", explica Mireille, la madre. Recuerda que en la última conversación telefónica que tuvo con él, le preguntó qué tal le iba en Barcelona. "Y él me dijo: `Mamá, estoy contentísimo de haber venido¿ ".

Romain era un amante de los idiomas. "Su manejo del español había mejorado muchísimo en esos dos meses. Además, llevaba tres años estudiando chino pues el año siguiente quería ingresar en la Escuela de Comercio Internacional. Su sueño era estudiar chino".

El rastro del móvil

El día antes de la desaparición, Romain envió un e-mail a su madre. Le contaba que al día siguiente tenía un examen sobre historia de EEUU y que pensaba mudarse del piso de estudiantes donde estaba a un piso en Sabadell, más cerca de su facultad. "Llegó a hacer el examen. Se ha examinado la letra con que respondió a las preguntas para ver si en los trazos podía notarse cierto nerviosismo. Sin embargo, los grafólogos que lo han estudiado han concluido que no se percibe ningún signo de inquietud", cuenta Mireille, que añade: "No tenía ninguna enfermedad psicológica y, en el momento de la desaparición, no daba la impresión de tener ningún problema ni ningún motivo para desaparecer". Las circunstancias del caso llevaron a los Mossos a catalogar esta desaparición como "inquietante", es decir, aquella en la que concurren elementos que pueden llevar a pensar que no ha sido voluntaria.

Los últimos rastros que dejó antes de desaparecer fueron la retirada de 30 euros de un cajero para recargar el móvil y una llamada a los propietarios del piso en que estaba viviendo para informarles de que iba a pasar por ahí para buscar sus últimas pertenencias. Nunca llegó a ir. "Los Mossos localizaron el lugar desde donde se hizo la llamada, cerca de la estación de Ferrocarrils de Provença", dice la madre.

Desde entonces, el rastro de Romain desaparece. Ni los Mossos, ni la Gendarmería francesa ni una agencia de detectives han encontrado el menor indicio de qué pudo pasar. "Es como si en un segundo se abriera la tierra, se lo tragara y luego se volviera a cerrar sin dejar rastro", explica emocionada Mireille, que ha viajado a Barcelona acompañada de su otro hijo.

"Si algo malo le pasó, por fuerza alguien tuvo que participar en ello o alguien observó algo. Nadie desaparece de repente. Al menos hay una persona en algún lugar que sabe algo. Esa persona tiene que hablar. Por eso volvemos a distribuir las fotos", cuenta esta mujer que, en pos de cualquier rastro de su hijo llegó a desplazarse aNueva Caledonia, en un viaje de 17.000 kilómetros, de donde le llegaron informaciones de que se había visto a su hijo. El viaje no dio resultado. También se buscó su rastro en varios lugares de Francia, en Irlanda e incluso en Australia, donde se investigó sin éxito la información de que un joven llamado Romain buscaba empleo. Sus hermanos han creado unafundación centrada en su búsqueda y 3.800 de sus vecinos llegaron a participar en una manifestación. "Tenemos - insiste la mujer - que descubrir qué le pasó. Si está bien pero no quiere saber nada de nosotros que lo diga, pero si algo le pasó tenemos que aclararlo".