RECLAMACIÓN EN PUBILLA CASES

Ventana de obra vista

Vecinos de L'Hospitalet denuncian que un banco tapió la ventana de un piso desalojado y cuestionan la seguridad y el criterio estético

Cegadas 8 Ventanas tapiadas en la calle de Rosa de Alejandria.

Cegadas 8 Ventanas tapiadas en la calle de Rosa de Alejandria.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / L'HOSPITALET

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Es el protagonista inmobiliario de la calle de Rosa de Alejandría, en L'Hospitalet, pero no por sus 60 metros, distribuidos en tres habitaciones, comedor, cocina y baño. Lo que convierte este piso en el foco de atención del barrio de Pubilla Cases es el insólito tapiado de su doble ventanal, un recurso inusual para un inmueble disponible y que inquieta a los inquilinos del número 48 de Rosa de Alejandría, y a sus vecinos. Critican que está en peligro la seguridad de los viandantes y cuestionan la legalidad de una medida que trunca abruptamente la armonía estética del edificio.

La idea fue del BBVA, propietario del piso, tras un acuerdo de dación en pago con el anterior dueño, incapaz de pagar la hipoteca. Fue a caballo entre la primavera y el verano del año pasado cuando la entidad blindó con ladrillo ambas ventanas. Temía que fuera presa fácil de los okupas, «y consiguió justo lo contrario, llamar la atención» hasta convertirlo en un reclamo, dice Ángel Rubí, vecino del edificio. «En pocos días, ya ocuparon el piso», expone Rubí. En una ausencia de los inquilinos ilegales, el banco cambió la puerta de madera por un aparatoso blindaje para alejar tentaciones y mantuvo el ladrillo en las ventanas. Llegó así la «psicosis» a la comunidad, por si hallaba el piso ocupado a la vuelta de vacaciones, según Rubí.

Doble incógnita

El BBVA informa de que adopta la medida en inmuebles que precisan de seguridad, ante «la posibilidad de sufrir actos vandálicos». Pero algunos vecinos del entorno señalan que la irregular estructura del tapiado de las ventanas, también genera inseguridad por el riesgo para la integridad física de los transeúntes. Vecinos del inmueble, como Isabel Uribe, lamentan el aspecto exterior del edificio. «Da rabia que se tomen decisiones así, sin pensar en los que vivimos aquí, justo ahora, que hace tres años que arreglamos la fachada», expone Uribe.

Una doble incógnita, de seguridad y estética, que debe despejar ahora el ayuntamiento tras la denuncia vecinal. El teniente de alcalde de Urbanismo de L'Hospitalet, Francesc Belver, prevé dar esta semana una respuesta sobre si se cumple o incumple la ordenanza. No obstante, le sorprende el blindaje de un piso que es un segundo de altura real, de manera «que no es accesible por la fachada».

Mientras, los vecinos esperan «que quiten los ladrillos y pongan algo seguro y estético», pide Rubí. Así, todos contentos. También el banco, aseguran. «¿O es que esperan que alguien les compre el piso -añade Uribe- con esos horribles muros en las ventanas?».