De propietario a inquilino tras escarmentar con la burbuja

Àlex Vidal se ha convertido en un incondicional del alquiler, que le permite conocer distintos barrios de Barcelona

Alex Vidal ha encontrado piso en el Raval

Alex Vidal ha encontrado piso en el Raval / periodico

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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En 1960, como rememoran en el colegio de API de Barcelona, solo un 30% de los barceloneses eran propietarios de su hogar. Medio siglo después la cifra se invirtió, aunque los verdaderos 'dueños' fueran los bancos. Pero tal vez haya señales de cambio de tendencia. La crisis ha llevado a muchos a dar marcha atrás en su forma de pensar.

Es el caso de Àlex Vidal, de 43 años. Empezó, como tantos jóvenes, la casa por la ventana. Primero fue propietario de su hogar, y volvió a repetir en su segunda vivienda. Más tarde llegó un divorcio y un cambio de "filosofía" que le hizo pensar que de alquiler sería más libre. "La burbuja me escarmentó y ya paso de hipotecarme para toda la vida", relata. De hecho, tanto le ha cogido al gusto a su nueva vida que en los últimos años ya ha sido inquilino en cuatro domicilios. Primero, en plena crisis, tentado por las  bajadas de precio y por conseguir mejores condiciones. Ahora, por puro gusto, por hambre de ciudad.

"Estaba bien en el Poblenou pero me apetecía estar más céntrico y empecé a buscar opciones por debajo del Eixample", cuenta. No fue fácil. Dos meses de investigación de las posibilidades de mercado y varias premisas: "Buscaba ambiente de barrio, pero en el Born se me adelantaron y en Ciutat Vella no es fácil encontrar pisos luminosos y asequibles", detalla.

No hubo manera de encontrar ningún anuncio particular y acabó con una agencia, a la que alaba por su honestidad. Un mes de fianza, honorarios ajustados y buen trato para lograr un coqueto piso en el Raval al que se acaba de mudar, a un paso de Sant Antoni. El peaje cuando se quieren gastar unos 700 euros es vivir en un cuarto sin ascensor. Pero no lo necesita. Le compensa que la vivienda esté en buenas condiciones, con tres dormitorios en 60 metros cuadrados y con luz. Sin muebles, pero reformado.

"Durante la búsqueda sufrí un poco, porque el parque inmobiliario está caro y por ese dinero o un poco más no es fácil encontrar nada decente", recuerda. "A veces tenía visitas en las que era el segundo, pero el primero se lo llevaba". En este caso, tuvo la suerte de ver el piso entre los primeros, pero sobre todo, de encajar a la hora de pasar el cásting de inquilinos que hicieron los propietarios con los candidatos filtrados por la agencia. "Hubo buen rollo", y tanto su currículo, en una editorial hace 15 años, como su nómina, se impusieron ante el resto.