"En la Zona Franca llevamos 30 años esperando el metro"

Los vecinos del tramo pendiente de la L-10 contemplan con pasmo el estreno de la L-9 a El Prat

Protesta de vecinos de la Zona Franca ante la demora en la llegada del metro a la zona, en junio del 2015.

Protesta de vecinos de la Zona Franca ante la demora en la llegada del metro a la zona, en junio del 2015. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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La casa Seat llegó a tener 30.000 trabajadores en la planta de la Zona Franca. Era una de las señas de identidad de la Barcelona preolímpica. Aquellas luces azules en el acceso sur a la capital catalana indicaban que esta era una ciudad de industria automovilística. Pero no de metro. De eso se queja con amargura Fernando Abad, presidente de la asociación de vecinos de San Cristòbal, que hoy ha seguido con rabia contenida la noticia de la apertura del ramal de la línea 9 hasta el aeropuerto porque su barrio lleva tres décadas esperando el subterráneo.

Los residentes de la Zona Franca pasean por debajo y por encima del que está destinado a ser su transporte de referencia. El tramo de la línea 10 que transcurre por estos barrios hasta la zona portuaria está pendiente de una inversión de 170 millones de euros que el Govern no puede pagar. El grueso del proyecto está terminado, solo faltan algunas estaciones y una galería. “El día que inauguren el viaducto de la Zona Franca tendrán que restaurarlo otra vez porque estará ya todo estropeado”, señala Fernando.

COMPADREO ENTRE ADMINISTRACIONES

Cuenta este líder vecinal que en la última reunión que mantuvieron con el ayuntamiento, hace una semana, tampoco se puso sobre la mesa solución alguna. En el anterior mandato, con CiU en el Govern y en el consistorio, el flujo del crédito de la ciudad a la Generalitat fue continuo. De hecho, la deuda fue una de las armas habituales de la oposición a Xavier Trias, que ejercía de banco bueno de Artur Mas por lealtad institucional. Y porque los dineros municipales lo permitían. Este vecino de la Zona Franca cree que si ambos gobiernos tuvieran hoy el mismo color, los 170 millones ya estarían resueltos porque los pagaría la ciudad. “Estamos muy decepcionados. Y más ahora al ver que lo otro sí se ha terminado. Nos ha dejado bien jodidos…”.

Fernando se acuerda "de cuando la tuneladora empezó a perforar en la calle de los Motors, hace 15 años". "Fuimos a verlo con una ilusión enorme, pero se ha ido diluyendo. Nos han demostrado que en Barcelona hay ciudadanos de primera y de segunda categoría. Luego están los de tercera categoría, nosotros". 

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