CONSECUENCIAS DE LOS ALTERCADOS DEL METRO

La Urbana refuerza el control de manteros en la plaza de Catalunya

La presencia policial fue visible ayer en el vestíbulo del metro de la plaza de Catalunya.

La presencia policial fue visible ayer en el vestíbulo del metro de la plaza de Catalunya.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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La Guardia Urbana reforzó ayer su presencia en la plaza de Catalunya para impedir que se instalaran los manteros que muchos días ocupan los túneles de acceso al metro en esta zona. Esta medida se ha producido después de que el jueves por la tarde cuatro agentes de la policía municipal y una mujer que pasaba por el lugar resultaran heridos leves por las piedras que les arrojó un grupo de vendedores ambulantes que se enfrentaron a los guardias que pretendían identificarlos.

El refuerzo policial, confirmado por fuentes municipales, era bien visible ayer, lo que provocó que estos vendedores evitaran aparecer por la zona donde suelen colocarse. La Guardia Urbana continúa la investigación para esclarecer lo sucedido el jueves y poder identificar a los manteros que atacaron a los agentes y lesionaron a la mujer. El suceso ocurrió poco después de las cuatro de la tarde en la confluencia de la plaza de Catalunya con la Rambla, durante una operación rutinaria de la policía local contra la venta ilegal ambulante en el metro. En el momento que los agentes procedían a la identificación de uno de los manteros, unos compañeros se lo llevaron corriendo para evitar que lo detuvieran por su condición de inmigrante irregular. Se metieron en la L-3 del metro, bajaron a las vías, donde cogieron piedras que después lanzaron a los policías.

MÁS MANTEROS / Según la Guardia Urbana, este verano han proliferado los manteros, algo que han denunciado la mayoría de los grupos de la oposición, que reclaman al gobierno municipal que tome medidas. CiU ha solicitado que se celebre una comisión de seguridad para analizar qué está ocurriendo y que Barcelona en Comú (BC) exponga qué acciones piensa llevar a cabo para evitar el comercio callejero sin permiso.

Quien piensa diferente es la CUP, que considera una «hipocresía» que se lancen «proclamas» sobre los refugiados sirios y en cambio se persiga «y criminalice» a quienes «intentan sobrevivir malviviendo con la venta ambulante en la calle», denunció a través de un comunicado. «Es necesario huir de la falsa dicotomía de que los refugiados tienen derechos mientras que los inmigrantes son ilegales», censuró.

El despliegue policial de ayer en el metro de la Plaça Catalunya contradecía en cierto modo las palabras del día anterior de la alcaldesa Ada Colau, que defendió que la Guardia Urbana no había cambiado de criterio a la hora de organizar dispositivos para disuadir a estos colectivos.

APOYO A LOS COMERCIANTES / Colau reiteró el jueves, pocas horas después de los incidentes, que el fenómeno de los manteros no es nuevo y que hace al menos cinco años que se repite tanto en Barcelona como en muchas otras ciudades del arco mediterráneo. No obstante, avisó de que la «línea roja» era la violencia y que el consistorio no tolerará que se produzcan casos como el del jueves, que calificó de «grave».

El presidente del grupo municipal de ERC, Alfred Bosch, advirtió ayer al gobierno de Barcelona de que dejará de negociar propuestas para solucionar el problema de los vendedores irregulares «hasta que no se incorpore a la negociación el resto de grupos» con la intención de llegar a un «acuerdo de ciudad». Los republicanos, que mostraron su apoyo a los comerciantes, consideran que es «la hora de la política y que es necesario liberar de presión a la Guardia Urbana y a los manteros». La presidenta del grupo municipal de Ciutadans, Carina Mejías, aseguró, por su parte, que «la legitimación del top manta perjudica gravemente a los comerciantes de la ciudad» y exigió al ayuntamiento que «aclare los protocolos de actuación».