El taxi exhibe su furia en la operación salida de agosto

Una marcha lenta en la Ronda de Dalt causa 8 kilómetros de cola

Marcha lenta de taxistas, concentrados, en el puerto de Barcelona.

Marcha lenta de taxistas, concentrados, en el puerto de Barcelona. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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Otra vez La Elite. El grupo de taxistas creado hace apenas seis meses ha vuelto a poner este viernes la ciudad patas arriba con marchas lentas en la Ronda de Dalt, con ocho kilómetros de colas, y en el puerto de Barcelona a primera hora de la mañana. Los conductores mantienen su punga con la Administración para conseguir que se cierre de una vez por todas la aplicación Uber, que convierte a cualquier que tenga coche propio (y carnet) en taxista. El concejal de Movilidad, Eduard Freixedes, decía hace un par de semanas que esta empresa estadounidense "tiene los días contados" en la capital, pero todavía sigue activa.

En los muelles en los que amarran lo cruceros, los taxistas han protestado por un práctica habitual de las navieras: ningunear al taxi en beneficio de unos servicios de autobús par ir al aeropuerto que salen más caros que el coche negro y amarillo. El Instituto Metropolitano de Taxi pudo colocar un plafón informativo en el puerto, pero no es suficiente porque los turistas compran sus tiquets de bus en el mismo barco, sin saber que en tierra tienen taxis que les pueden llevar, si van cuatro en un mismo vehículo, por menos de la mitad de precio.

En el caso del taxi, poco importa si son 20 o 200 los manifestantes, puesto que con solo cinco coches se puede montar una marcha lenta en una de las arterias de la ciudad. Lo mismo sucede con el puerto, donde han estado dando vueltas por el circuito interno de la infraestructura. Según Europa Press, habrían sido medio centenar los chóferes que han participado en la protesta, lejos de los más de mil que el 11 de junio tomaron la estación de Sants.