ÉXITO DE UNA INICIATIVA CIUDADANA para recuperar la memoria histórica

Una placa rescata del olvido la playa del Somorrostro

Ciudadanos y políticos en el nuevo Somorrostro, ayer.

Ciudadanos y políticos en el nuevo Somorrostro, ayer.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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«Julia, te preguntabas dónde habían dejado el Somorrostro. Hoy lo hemos encontrado», apuntaba -frente a la flamante placa que desde ayer señaliza el tramo de costa entre el Hospital del Mar y la calle de la Marina como playa del Somorrostro- una emocionada Mercè Tatjer. La historiadora es uno de los pilares de la Comisión ciudadana para la recuperación de la memoria de los barrios de barracas, impulsora de la iniciativa, nacida precisamente del deseo en voz alta de Julia Aceituno, mujer luchadora que vivió en el más famoso de los barrios de barracas de la Barcelona de principios del siglo XX, derribado de forma sumarísima en el año 1966, para «adecentar la zona» de cara a una visita del Generalísimo.

El acto de descubrir la placa -la primera de la decena que la comisión ciudadana ha solicitado en los distintos puntos de la ciudad en los que se levantaron barrios de barracas- estuvo cargado de emoción, aplausos y alguna que otra lágrima, sobre todo al final, cuando empezó a sonar una acertadísima Por la mar chica del puerto, de Mayte Martín. «Nunca hubiera pensado que aquellas palabras tendrían tan buen resultado. Han hecho realidad mi sueño. Lo único que siento es que mi hermano no esté aquí para ver esta maravilla», explicó Aceituno, con rostro serio. Las palabras a las que se refiere son las ya famosas: «No quieren recordar que aquí estuvo el Somorrostro. Pues estuvo. Fueron muchos años de sufrimiento y penuria, y no hay ni un letrero en el que ponga Somorrostro». Los interlocutores de Aceituno en aquella ocasión fueron los reporteros de TV-3 Alonso Carnicer y Sara Grimal, a quienes llegó tan hondo la petición de aquella mujer de aspecto frágil y discurso seguro, que se pusieron de inmediato manos a la obra, con la creación de la citada comisión ciudadana, a la que enseguida se sumó entusiasmada Tatjer y que ya cuenta con 81 entidades vecinales sociales y culturales adheridas y más de 800 firmas de profesionales de todos los ámbitos.

Memoria, justicia y dignidad fueron las tres palabras más utilizas en la celebración de ayer, que sobre la ya oficialmente playa del Somorrostro parecían ayer cobrar más significado que nunca. «Cuando pisé por primera vez el Somorrostro, lo que más me impresionó, al margen de la evidente dureza de las condiciones de vida en el lugar, fue lo ordenadas y limpias que estaban las barracas. La dignidad de aquellas personas, que llegaban de trabajar y se preocupaban por buscar un colegio para sus hijos», apuntó el geógrafo y urbanista Jordi Borja, también miembro de la comisión impulsora.

CIUDADANOS EJEMPLARES / El alcalde Jordi Hereu -flanqueado por dos agentes de la guardia montada que aguantaron sin parpadear un sol irreverente durante todo el acto, ataviados con el uniforme de gala del cuerpo- apuntó que Barcelona quiere dejar atrás las barracas de uralita, «pero no a la gente trabajadora que, con su esfuerzo, ha hecho grande a Barcelona. Son la primera Barcelona. La Barcelona de primera». Además de la placa, el Museu d'Història ha editado la guía-mapa Barraques/BCN, en la que se indican y explican las zonas de chabolas.