EL ENTORNO MÁS ROMÁNTICO

Una noche bajo las estrellas

Las peticiones de mano son habituales en las cenas culturales que convoca el Observatori Fabra en sus jardines con espectaculares vistas sobre la ciudad

La terraza en la entrada del Palau de la Música alberga conciertos al aire libre desde las siete de la tarde.

La terraza en la entrada del Palau de la Música alberga conciertos al aire libre desde las siete de la tarde.

C. S.
BARCELONA

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Un comensal le pidió hace dos semanas al metre que coordina las cenas en el Observatori Fabra si podía fotografiar justo el momento en que le pediría matrimonio a su compañera de mesa. «Que en la foto se vea la cara que pone cuando vea el anillo», concretó el novio.

Las impresionantes vistas de Barcelona de noche desde la sierra de Collserola, el sonido del coro de grillos, la majestuosidad del centenario edificio del observatorio astronómico y las sombras del bosque que rodean a las mesas generan un ambiente propicio para una noche inolvidable, lo que hace que sea el entorno elegido para muchas peticiones de mano.

«Cada vez es más habitual. Tenemos muchas anécdotas. Una vez a un señor, con los nervios, se le cayó el anillo, que se coló por una ranura de la tarima. La levantamos, pero nunca lo encontramos», cuenta Eulàlia Armengol, directora de Sternalia, empresa que organiza Sopars amb estrelles de junio a septiembre. Estos encuentros, a los que ya han asistido 50.000 personas, combinan la divulgación científica con la cena, con una visita guiada al museo y a la biblioteca y una observación de Saturno y de Júpiter a través de un precioso telescopio de 1904.

«Un novio nos dijo que escondiéramos el anillo dentro de una mousse. Me negué. Demasiado arriesgado. Imagínate si se lo llega a tragar», recuerda Armengol. Estas cenas también acogen celebraciones de bodas de plata y de oro. «Es muy emocionante ver a una pareja mayor cogida de la mano», asegura.

La humedad y el descenso de temperatura se incrementa en el transcurso de las horas. Por ello, los organizadores disponen de mantas para quien las solicite. «La logística es complicada porque para asistir a cien comensales se necesita de un equipo de 25 personas, entre técnicos de iluminación, cocineros, camareros, astrónomos y monitores que suelen ser estudiantes de física. Debe funcionar como un reloj suizo», agrega.

El problema de estos lugares antiguos es que no están preparados para albergar un restaurante. Cuando hace 11 años comenzaron las cenas no había ni cocina ni electricidad en el exterior. La inversión es alta. Por ello desde hace cinco años la Obra Social La Caixa impulsa el Sopars amb estrelles, que este año coinciden con la conmemoración de los 250 años de la fundación de la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona, propietaria del Observatori Fabra. La conferencia inaugural corrió a cargo de Marc Prohom, del Servei Meteorològic de Catalunya. Se basó en efemèrides de Barcelona. «El año más cálido fue el 2006, y el más lluvioso, 1971. El mes más frío, febrero de 1956 (-2,6º), y el más cálido, agosto del 2003», enumeró.