EXPOSICIONES. 'CARRETERA OBERTA'

Una carretera fotográfica

Esta muestra de Albert Padrol, cofundador de Altaïr, resume más de cuatro décadas de viajes fotográficos, personales y profesionales, por casi todo el mundo.

Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya. Urgell, 187. De lunes a viernes, de 9.00 a 21.00 horas. Entrada libre. Hasta el 19 de diciembre.

De arriba a abajo, una espectacular imagen de Chicago; fotografía  realizada en México, y humos de incienso en un templo de Hong Kong.

De arriba a abajo, una espectacular imagen de Chicago; fotografía realizada en México, y humos de incienso en un templo de Hong Kong.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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«Lo que realmente me interesaba era viajar y fotografiar el mundo. Y eso hice». En efecto, Albert Padrol hizo eso y algunas cosas más, como traducir libros, dar clases y cofundar Altaïr, sello de prestigio indiscutible en el mundillo viajero que adoptó el nombre de una estrella y ha engendrado una revista, una librería y una editorial. Y ahora, también, enseñar en una exposición una parte pequeña pero representativa de su archivo fotográfico, acumulado en años trotar por todo el mundo. La muestra, titulada Carretera oberta, se puede visitar en el Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya (IEFC) hasta diciembre.

Las imágenes abarcan unas cuantas décadas, más de 40 años con la cámara a cuestas. Un largo itinerario personal y profesional comprimido en 64 destellos fotográficos que, según explica Padrol, «se organizan según situaciones, atmósferas o temas para formar un diario gráfico, no cronológico, de muchos años de fotografía».

DESTELLOS / En la sala Ramon Alabern del IEFC conviven un monasterio birmano con los bajos fondos mexicanos, las nieves del Kilimanjaro con el skyline de Hong Kong, un abarrotado tren de la India con un meandro de la isla de Flores, una velada afgana de la era presoviética con las vicuñas del altiplano, el desierto de Ladakh con las luces de Kyoto. Imágenes «ligadas a emociones y vivencias», admite el autor.

Las fotografías más viejas, explica Padrol, reproducen unos tiempos en los que algunos países retratados no tenían televisión, ni plásticos, ni siquiera coca cola. Aquel era un mundo apenas retratado, capaz de sorprender. «Ahora los novicios de un monasterio perdido en Laos se conectan regularmente a internet», cuenta. Las imágenes más recientes, de apenas un año, reflejan un mundo ultraglobalizado. «Pero no por ello menos estimulante visualmente», sentencia Padrol.