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Una brújula para un arte desnortado

Carmen Galofré da voz a los artistas en el local que ocupó la René Metras La pintora quiere volver a la esencia creativa tras tantos años de especulación

Carmen Galofré en el interior del espacio que ha creado para el arte en la antigua galería René Metras.

Carmen Galofré en el interior del espacio que ha creado para el arte en la antigua galería René Metras. / RICARD FADRIQUE

NATÀLIA FARRÉ

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«Es como el cuento del traje del emperador, que se supone que los mejores sastres le han hecho un vestido fantástico pero en realidad el emperador va desnudo y nadie se atreve a decírselo hasta que lo hace un niño». Aquí y ahora lo que va falto de todo no es el rey, que luce siempre bien acicalado, sino el arte. Un arte que «ha perdido el norte» y que vive «el final de una etapa en la que se ha especulado mucho» y «se han vendido muchas motos». Y quien ejerce de niño del cuento, o sea, quien tiene el coraje de poner en solfa parte de la creación más contemporánea, no es alguien ajeno al mundo de la creación. Sino alguien que lleva 40 años dándole al pincel: Carmen Galofré. La artista catalana ha cogido el toro por los cuernos y ha decidido cuestionar el actual sistema del arte desde dentro del sistema, cual caballo de Troya. Ha abierto galería - «aunque no al uso», puntualiza- en la calle por antonomasia de las galerías, en Consell de Cent. Es más, ha abierto en el mismo local donde hubo una de las históricas: la René Metras.

El lugar escogido no es gratuito. Ahí hubo uno de los templos del arte de la Barcelona de los 60 y 70. «La René Metras abrió en un momento en que la pintura estaba muy estancada y había poca libertad de expresión. Aquí se hicieron grandes y revolucionarias propuestas. Mi idea es coger el relevo», afirma. Y también «poner un granito de arena para que Barcelona recupere el caché cultural que tenía y está perdiendo». Tarea titánica donde las haya que cuenta con la aprobación de la familia Metras, rara avis entre los propietarios de locales céntricos que no quería ver un restaurante o una franquicia en su antigua galería. Así, el arte seguirá ocupando el espacio, aunque de manera diferente. Pero que esto no llame a equívoco. No se trata de ir contra las salas actuales, que hacen su trabajo pero «defienden estructuras muy grandes, son trasatlánticos». Se trata de «dar la voz a los artistas y al público». Acabar con aquello de que el arte no se entiende y esto lo hace cualquiera.

Sin prisa pero sin pausa

«Durante estos últimos años se ha desvirtuado todo. Se le ha dicho a la gente que lo que le gustaba no era lo bueno, que lo que era bueno era lo que no entendían. Queremos dar las pautas para que el público vuelva a confiar en su capacidad de ver. Y volver a la esencia del arte», explica. Para ello, Galofré quiere reunir en su local a todos aquellos creadores -«con calidad», por supuesto- apartados, arrinconados y silenciados por la actual dictadura de lo modernísimo. Aunar todas las disciplinas: pintura, escultura, teatro, música y más. No se pone límites. Y, sobre todo, dar charlas: permitir que los creadores expliquen directamente su obra al público. De ahí, que prefiera hablar de espacio cultural o tienda de autor.

Está en ello, aunque su «hippismo» le impide dar una fecha de inauguración oficial, pero extraoficialmente tiene ya la persiana levantada. Mientras, decide la mejor forma de adaptar el local sin tocar el interiorismo que lo identifica con la vieja Metras y adapta lo que antaño fue un jardín de esculturas para aunar artistas y público. Sus compromisos como creadora -«compulsiva e intensivamente ligados a la pintura»- tampoco le dejan ir más rápido en su proyecto galerístico. Hace poco estuvo en la India. Y en nada se va a Omán invitada por la princesa Susan Al-Said. Con la realeza omaní coincidió en la casa del cónsul italiano en Jaipur, en una fiesta al estilo de Las mil y una noches, explica. Al-Said quedó prendada de su obra y Galofré de la música de un grupo de gitanos. Ella se va a Omán y los músicos tocarán en su local. ¿Cuándo? Ya se verá. Por algo es hippy. Además, para Galofré las fechas son lo de menos, lo que cuenta es que el arte vuelva a la Metras.