Triunfos y derrotas de la resistencia vecinal a la piqueta

La lucha de los vecinos del Turó de la Font de la Guatlla no es un caso aislado en la capital catalana. El dibujo de la ciudad marcado en 1976 en el Plan General Metropolitano (PGM) condenaba a la desaparición a no pocos núcleos urbanos de la ciudad. En estos 40 años, los vecinos de estas barriadas han protagonizado resistencias más o menos duras, con desenlaces más o menos felices. 

Entre las últimas victorias vecinales, destaca la de los habitantes de Can Peguera, en Nou Barris, el último reducto de casas baratas de la ciudad. En enero del 2015, aún en mandato de Xavier Trias, el gobierno municipal decidió salvar el polígono levantado en los años 20 para acoger, igual que las casas del Turó de la Font de la Guatlla, a trabajadores de las obras de la Exposición Internacional de 1929 y de la construcción del metro.

El pueblo 'abandonado' que lucha por sobrevivir en Montjuïc

Barrios obreros

Durante los casi 40 años que pasaron entre la afectación y la desafectación, la situación vivida por los vecinos de Can Peguera fue muy similar a la que explican hoy los vecinos del Turó de la Font de la Guatlla (abandono y precariedad en las viviendas por la situación de eterna provisionalidad). 

Otra victoria vecinal cercana en el tiempo -su desafectación fue aprobada en el 2013, también en el mandato de Trias- y en el espacio -también en la montaña de Montjuïc- es la del barrio de La Satalia, que asimismo pasó mucho tiempo pidiendo su salvación. Triunfo vecinal del que se está preparando incluso una película.

También saltó a la pantalla otra icónica resistencia de una forma de vida horizontal en la vertical Barcelona, aunque en este caso, sin final feliz. El documental 'No res' retrató la derrota de la plataforma Salvem la Colònia Castells, que pretendía salvar de la piqueta ese rincón obrero de humildes casas bajas en el barrio de Les Corts, que no tenía cabida en la Barcelona posolímpica. 

Tras el desalojo, el desahucio

Perdieron también, y les sobra historia como para dos novelas, los vecinos que lucharon por conservar en pie las Casas Baratas del Bon Pastor. Se produjeron en aquella operación, iniciada justo antes de la crisis, situaciones como la de la familia de Maria Rosa Moliner, quien en el 2009 perdió el piso en el que fue realojada tras ser expulsada de la casita en la que nació y en el que vivía de alquiler. Al tirar las casas, de alquiler y propiedad municipal, a las familias que es quedaban en la calle se les dio la oportunidad de ir a pisos de compra, cuyas hipotecas -hablamos del devastador 2009- no siempre pudieron afrontar.

Y, entre las batallas aún en juego, destacan la de Vallcarca, en actual proceso de revisión,  Vallcarcay la de los Tres Turons, plan que Colau está decidida a desempolvar.