punto final para una atracción turística

Trias sopesa que el mirador de Colón «no se abra nunca más»

El alcalde tiende la mano al PSC y los socialistas se ofrecen para negociar el PAM

El mirador, durante el rescate.

El mirador, durante el rescate.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Los cuatro malagueños y los dos japoneses que el pasado 1 de mayo pasaron cinco horas encerrados en el monumento a Colón podrán siempre decir que fueron los últimos turistas en disfrutar de las vistas de ese centenario mirador. El alcalde Xavier Trias, en una entrevista de Catalunya Informació, reconoció que tras lo aparatoso de aquel rescate puede que lo mejor ahora sea que el acceso al mirador «no se abra nunca más». Las causas de aquel accidente, que impidió al ascensorista subir en busca de los visitantes, aún se desconocen con detalle, pero según el alcalde, el monumento, por sus características, difícilmente podrá ofrecer una garantía absoluta de seguridad si se pretende reabrirlo.

No era, además, la primera vez que los bomberos tenían que rescatar a visitantes en el monumento a Colón. Ya sucedió en 1976 y en el 2006. La del pasado 1 de mayo parece que será la última.

En la misma entrevista radiofónica, por otra parte, Trias expresó su predisposición a pactar con el grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Barcelona el próximo Plan de Actuación Municipal (PAM), es decir, la lista de proyectos a emprender en el actual mandato. El alcalde negó que él «no alargue la mano a los socialistas». No fue una oferta clara y firme, es evidente, pero ayer mismo el PSC se apresuró a responder «por responsabilidad, coherencia y sobre todo para intentar sacar de la parálisis al gobierno municipal», según dijo el jefe de filas de la oposición, Jordi Martí.

Las posibilidades de acuerdo, en cualquier caso no son imposibles, especialmente ahora que ambas partes, CiU y PSC, coinciden en diagnosticar cuál es el estado de las arcas públicas municipales. Trias, en contra de lo que sostenía cuando era el jefe de la oposición, celebró ayer que Barcelona «no es una ciudad arruinada». El alcalde aseguró que Barcelona cerrará el año sin déficit, pagará a sus proveedores en 30 días y, con todo, mantendrá una alta capacidad para invertir en distintos proyectos. Reconoció así que la herencia recibida del PSC no era mala.